Cultura

«Un puñado de tierra en una estación decidió mi destino»

La crítica taurina, esa compañera inseparable de los matadores, fue el hilo conductor de una nueva edición de los mano a mano de Cajasol, que en esta ocasión sentó en las renovadas tablas del viejo Álvarez Quintero al diestro Ortega Cano y al periodista Manuel Molés, responsable de la información taurina en la SER.

el 15 sep 2009 / 23:53 h.

La crítica taurina, esa compañera inseparable de los matadores, fue el hilo conductor de una nueva edición de los mano a mano de Cajasol, que en esta ocasión sentó en las renovadas tablas del viejo Álvarez Quintero al diestro Ortega Cano y al periodista Manuel Molés, responsable de la información taurina en la SER.

Ortega Cano llegaba al centro cultural Cajasol precedido de su tirón mediático de sujeto mediático que sirvió para abarrotar el patio de butacas del salón de actos. El cartagenero acreditó su fama y arrancó la primera ovación de la noche, dentro de un público mayoritariamente femenino, al enseñar su estado de forma, la delgadez fruto de los intensos entrenamientos con los que se está preparando para la temporada de su vuelta.

"Si no estaba bien y no le ponía bien me cogía Rocío y se ponía en jarras y con Rocío no se podía", señaló Manuel Molés, que recalco la amistad que le une al veterano diestro dentro de una complicidad que no cesó en todo el acto. En relación a su nueva etapa en los ruedos, Ortega Cano reconoció que "no pensaba torear, no entraba dentro de mis proyectos, no tenía ilusión ni de toros ni de vacas. Vino Chicote a casa -su actual apoderado junto a José María Garzón- y empezó a hablarme...". De ahí nació la posibilidad de torear en Espartinas, una corrida que se resolvió trinfalmente al finalizar la temporada 2008, demostrando que, una vez más, "es el toro el que te manda a casa y el que te devuelve otra vez a la plaza".

Ortega tuvo palabras de elogio para el periodista, "un ejemplo de renovación dentro de un panorama algo anquilosado". Por su parte, Molés recalcó el papel de periodista que debe tener todo crítico taurino: "es el periodismo el que te dice cómo resolver los problemas y como llegar a la gente, ése es el secreto". En cuanto al futuro de la crítica taurina como género periodístico fue optimista aunque precisó que "tenemos que colocar a las crónicas un envoltorio atractivo".

Molés quiso centrarse en la figura del cartagenero, recordando aquella estación de Chinchilla que decidió el destino del cartagenero: "Juana, ¿dónde vamos?", preguntó el padre del torero. Fue el viento, arrastrando un puñado de tierra el que decidió la meta de Madrid, según rememoró el propio diestro, que en la capital dio sus primeros pasos en la profesión que le acabó convirtiendo en figura.

"Me han tocado todos los trenes en la vida, pero no cambiaría nada. Tengo muy presentes mis comienzos, hasta cuando tenía que salir a torear vestido de payaso", explicó Ortega, que también viajó entre sus recuerdos para recordar momentos amargos como la gravísima cornada de Zaragoza y las sucesivas ausencias familiares, de una manera especial la enfermedad y muerte de su mujer: la gran Rocío Jurado. "Ambos tuvimos la suerte de conocer tres décadas de grandes artistas en el cante y en el toreo".

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