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Una cesta de Navidad en cada semáforo

La Iglesia Evangélica Monte Horeb, en el Polígono de San Pablo, reparte 230 lotes navideños entre los inmigrantes que venden pañuelos

el 20 dic 2011 / 20:57 h.

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Sonny recibe una de las cestas de Miguel Ángel Prado, pastor de la Iglesia Monte Horeb de San Pablo.

No está acostumbrado a que les hagan regalos, más bien su día a día consiste en buscarse la vida mirando de reojo por si aparece la Policía para salir corriendo. Por eso, la primera reacción de Elvis cuando el pastor de la Iglesia Evangélica Monte Horeb, Miguel Ángel Prado, se acerca a él con un paquete, es huir. "Traigo un regalo para ti", se desgañita Prado al acercarse al semáforo de la rotonda del Polígono San Pablo donde Elvis vende pañuelos de papel. Elvis, nigeriano y con pocas nociones de español, solo se tranquiliza un poco cuando nos dirigimos a él en inglés y se asegura de que le comprendemos cuando deja claro que no quiere problemas ni quiere que su cara salga en fotos o vídeos que pueda usar la Policía. Porque Elvis, como muchos otros vendedores que se acercan cada mañana a nuestra ventanilla del coche para ofrecernos cleenex a cambio de unas monedas, lleva dos años en España sin papeles.

Mientras acepta el paquete y descubre que lo que contiene es arroz, azúcar, garbanzos, leche, aceite, galletas, latas de conservas y algunos mantecados -600 kilos han donado varias fábricas de Estepa-, Elvis explica que viajó a España en avión y tras intentar sin éxito encontrar trabajo en Málaga, vino a Sevilla donde contactó con otros compatriotas que se ganan la vida igual que él. "Esto no es un hobby, es mi trabajo", subraya. Al mes puede sacar unos 300 euros. El piso que comparte con otro compañero en Pino Montano le cuesta 170 euros. Aún así, intenta mandar dinero cada mes a su mujer e hijo en Nigeria, donde era campesino. Su idea era venir a buscarse la vida para luego traerlos pero sin trabajo no hay papeles y sin papeles no hay futuro.

Su historia es parecida a la de Sonny, que hace de aparcacoches en la avenida Montesierra. También es nigeriano y lleva dos años en Sevilla solo. Su familia está en su país. De entrada también se sorprende, pero es menos desconfiado y acepta el paquete dando "muchas gracias" y deseando "Feliz Navidad". A pocos metros hay otro compatriota vendiendo semáforos. "¿Le damos una cesta a él también?", le comenta Prado. Y Sonny inmediatamente le llama a voces: "¡Es un regalo de Navidad!".

 Su compatriota resulta llamarse también Sonny, lleva cuatro años en Sevilla, tiene mujer y cuatro hijos en Nigeria y comparte piso con otros tres inmigrantes en Rochelambert. Ambos apilan junto una farola sus cestas mientras continúan su jornada laboral.

Por tercer año, la asociación Monte Hobeb que también preside Prado -el brazo social de la Iglesia Evangélica- desarrolla la campaña Navidad en los semáforos. Este año han recogido alimentos para 230 cestas de 10 kilos cada una, la mayoría donaciones particulares "de familias que incluso tienen algún miembro en paro y de jubilados que solo cobran su pensión", la mayoría feligreses de las 70 iglesias evangélicas existentes en Sevilla, una confesión muy extendida entre los subsaharianos. La Caixa ha donado 1.500 euros, las fábricas de mantecados 600 kilos de éstos "y el encargado del Cash GM donde hicimos la compra, porque hay quien en vez de comida nos dio el dinero, nos regaló el arroz y el azúcar".

Prado sabe que las cestas no llegaron a todos y que "les puede ayudar dos o tres días, pero siguen lejos de su familia y respirando el ambiente navideño. Lo que queremos es que sientan que algunos nos acordamos de ellos". También han recogido 710 cajas de juguetes enviadas ya al Sahara y Guinea Ecuatorial, y ahora están recopilando también para los niños desfavorecidos del Polígono de San Pablo.

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