La gestión municipal por incidir de forma más directa en la vida cotidiana de los ciudadanos es más fácilmente perceptible y apreciable por éstos y por ende más susceptible de aceptación o rechazo. De ahí la regla general, no formulada expresamente pero constada por los hechos, que una política municipal acertada garantiza la reelección de sus responsables, lo que confirmaría la tesis tan apreciada y defendida por el presidente Chaves de que "a los alcaldes los quita el pueblo". En los últimos años la realización de obras importantes durante un largo periodo de tiempo, sobre todo las que afectaron al centro de la ciudad, generó una situación de malestar y rechazo por las incomodidades que provocó y los posibles perjuicios económicos de comerciantes, industriales y profesionales. Hoy, terminada ya la mayor parte de esas obras, sus resultados pueden ser objeto de valoración y crítica.
La ciudadanía ha recuperado espacios urbanos para su ocio y esparcimiento hasta ahora desconocidos, como consecuencia de la peatonalización de amplias zonas de la ciudad. Basta ver el incesante pulular de personas en sitios como la Avenida, Puerta Jerez, Alfalfa y Plaza Nueva. Esta última se ha convertido en el espacio natural para la celebración de eventos de todo tipo, sobre todo de carácter cultural.
Buen ejemplo de ello es la Feria del Libro. Después de años de vida errante y a la búsqueda de un lugar apropiado, ha encontrado por fin un escenario adecuado, donde es posible compatibilizar los aspectos comerciales con los lúdicos y culturales y ha permitido que varios cientos de personas hayan participado y seguido las intervenciones de escritores como Antonio Gamoneda y Enrique Vila-Matas en el ámbito cultural la Administración municipal en colaboración con otras instancias administrativas y con instituciones privadas, como algunas de las fundaciones existentes en la ciudad, puede hacer una oferta variada y enriquecedora, complementaria de otras iniciativas ya consolidadas y de mayor calado como la Bienal Flamenca.
Otro caso de ocupación y disfrute de espacios urbanos es fruto de haberse convertido Sevilla en la ciudad de la 'bici', en plano de igualdad con otras ciudades españolas y europeas. A pesar de las molestias y de las protestas que la ejecución de su carril originó, hoy se extiende por varios kilómetros y su aceptación está generalizada y asumida. Tanto el clima como la superficie plana de la ciudad invitan al uso de ese medio de transporte de forma habitual y a su disfrute familiar en los días festivos. Pero este éxito implica riesgos y responsabilidades que deben ser asumidos por las autoridades mediante la publicación y aplicación de una ordenanza estricta y el aseguramiento de los posibles daños.
La configuración de estos espacios urbanos no ha estado exenta de polémicas. No se cuestiona su viabilidad ni la incidencia positiva en la calidad de vida de los ciudadanos. Pero lo que se discute es si las soluciones propuestas, tanto técnicas como estéticas, han sido las más idóneas y apropiadas para la historia y belleza artística de Sevilla.
