Deportes

Una cuña de la misma madera

El Racing encontró las grietas que no halló el Barcelona.

el 25 oct 2011 / 22:24 h.

Este verano, Del Nido no dejó de airear que el Sevilla cambiaba de ciclo y dejaba atrás el más glorioso de su historia. Marcelino, el hombre en el que se apoya el proyecto, le dio ayer la razón poniendo sobre el césped un once titular en el que sólo dos hombres –Escudé y Navas– participaron en la final de la Copa del Rey ganada en el Camp Nou al Atlético, y de eso no hace ni un año y medio. Los cuatro nuevos –Del Moral, Trochowski, Coke y Spahic–, un canterano recién promocionado –Campaña–, otro recuperado tras haber sido cedido –Armenteros–, dos fichajes del pasado ejercicio –Cáceres y Medel– y el eterno portero suplente de aquella época –Javi Varas– completaron el equipo en el que el míster asturiano despertó de forma abrupta del plácido sueño liguero.

A este nuevo Sevilla le visitaba el Racing, colista y con muy mala pinta, pero hay cosas que no cambian nunca. El club con el que pleiteó el Sevilla para traerse a Marcelino y al que compensó cediendo –regalando– a dos futbolistas lleva ya cuatro temporadas sin caer en Nervión y opositando a cabecilla de esos equipos de abajo que tanto se le atragantan al equipo nervionense. Para colmo, de nuevo al Sevilla se le escapan puntos por la rendija de la puerta cuando el calendario le obliga a jugar dos encuentros seguidos en casa. En las últimas seis ocasiones en las que el calendario ha deparado tal circunstancia, los blanquirrojos sólo han logrado el seis de seis en una, cercenando sus opciones de despegue.

La onírica situación de Marcelino ha venido a agriarla ‘su’ Racing de Santander, al que dejó en la estacada para mejorar en una casa con más caché y más opciones. Y es que no hay peor cuña que la de la misma madera. Sólo tres días después del empate en Barcelona que desató los elogios hacia el de Careñes, el colista ha encontrado las grietas de este equipo. Para ser un grande hay que saber matar estos partidos cuando se tienen opciones, o al menos no destaparse los pies al tirar de la sábana. El Sevilla ha recibido cuatro tantos en casa y, exceptuando el golazo de falta de Cazorla, tres han sido en contragolpes en los que el repliegue dejó mucho que desear. Ayer, además, los dos tantos llegaron por la izquierda, terreno vedado para Luna aunque falte Navarro. A Marcelino el sueño se le convertía en pesadilla. Menos mal que Del Moral le despertó en el momento en que rompía a sudar.

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