Unos electores de Sevilla seleccionan su papeleta.La crisis económica que hace un año ni arañaba la inmunidad electoral del PSOE se presenta hoy como la mayor amenaza de su mayoría absoluta e, incluso, de su liderazgo en la comunidad. Hay lastres que pesan: 400.000 familias sin ingresos, más de un millón de parados y borrosos brotes verdes. Los andaluces sondeados por PULSO no se muestran eufóricos con las medidas anticrisis del Gobierno andaluz, y eso le pasa factura al partido en el poder. El PP aprovecha y le pisa los talones.

EMPATE. Al contrario que en la encuesta de junio pasado, los entrevistados ya no optan tan claramente por los socialistas, que sólo sacarían siete décimas a los populares (41,8% frente a 41,1%). Con esos datos, necesitarían apoyos para gobernar porque perdería la mayoría absoluta que ostenta desde 2004. IU, que no llega a perder ni un punto, sería la única llave de gobernabilidad para los de José Antonio Griñán; la alianza de la coalición con el PP se presenta como inimaginable a día de hoy. Hasta ahí los datos, pero ¿cuál es la causa de ese acercamiento? Entre los socialistas enfada la sensación de que el PP gana enteros no porque luzca como una oposición con alternativas, seria y con ideas, sino porque es el PSOE el que se desgasta con la recesión y el que no consigue mantener la calma, la confianza y la esperanza entre el electorado. Un clásico: "no es el PP el que gana enteros, sino el PSOE el que los pierde". El efecto Zapatero es el otro motivo de preocupación: los vaivenes de la política nacional y las críticas a la economía estatal arrastran una mala imagen del socialismo que contagia también al sur, uno de sus feudos tradicionales.

APOYOS. No obstante, el PSOE sigue teniendo una importante baza a su favor: en nueve de los diez parámetros comparados en este sondeo gana Griñán a Javier Arenas, el presidente del PP-A. Sólo pierde cuando se pregunta sobre quién es más decidido al tomar decisiones. En equipo, en ideas, en sinceridad, en simpatía, en preferencias, los andaluces se siguen manifestando socialistas. Esos factores son los que pueden tornarse decisivos e inclinar una balanza tan pareja a priori.

RECELO. El PSOE sigue confiando en un dato a su favor, el hecho de que el PP continua despertando un rechazo profundo en una importante proporción del electorado andaluz (un 28,2% nunca elegiría la papeleta de Arenas). Es la idea en la que abundan sociólogos y politólogos tras los últimos sondeos que apuntan al empate: el sentir político y la base ideológica de Andalucía sigue siendo de centro-izquierda, pero las circunstancias orientan coyunturalmente el voto. El PP ya no crece de forma voluminosa, como en 2008, cuando remontó de golpe 10 escaños; lo hace ganando apenas 2,5 puntos, pero la bajada socialista es la que le da opciones para dejar de ser el principal partido de la oposición. Arenas ha perdido ya en tres ocasiones y, por sí, no termina de conquistar adeptos.

MINORÍAS. Es una tendencia ya de décadas: Andalucía, como el resto de España, es absolutamente bipartidista y hay poco espacio para otras siglas. IU retrocede ligeramente pero, a tenor de las cifras de los dos primeros, se sitúa como socio para formar equipos. El PA sigue desangrándose, en el camino opuesto a la recuperación, e irrumpe un nuevo actor, UPyD, que llegaría a ser la cuarta fuerza de la comunidad. Los de Rosa Díez, aún sin estructura fuerte en Andalucía, se benefician del desencanto de los grandes. Los indecisos, un bloque inmenso de desencantados que aún no sabe qué votar (22%), tendrán también su papel clave en las urnas.

LIDERAZGO. Griñán no cuaja como líder ni siquiera en su partido. La mitad no acaba de verlo al frente de la Junta. Los autores de la encuesta lo achacan a que "la bicefalia con Manuel Chaves para muchos entrevistados existe" y eso hace que su figura no se consolide. "No se sabe a las claras quién manda", por eso no se tiene "la percepción nítida de que existe un único líder". Para el "pragmatismo" ciudadano respecto a la política, "su nota no está mal".