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Una mirada optimista

el 06 dic 2012 / 20:32 h.

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Excéntrica Producciones en el Central.
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ESPERANDO A GODOT

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Teatro Central. Del 5 al 9 de diciembre. Esperando a Godot, de Samuel Beckett. Intérpretes: Gregor Acuña, Oriol Boixader, Javier Centeno, Manuel Rodríguez, Jasio Velasco. Director: Joan Font. Compañía: Excéntrica Producciones . 

La sociedad del bienestar hace aguas y el capitalismo nos muestra su lado más salvaje. La desigualdad social se afirma a pasos agigantados y eso, tras haber vivido una época de bonanza, nos llena de desconcierto. Aunque por fortuna, ese sentimiento activa la creatividad y espíritu crítico de nuestros artistas, quienes, tras convertirse en supervivientes, nos invitan a combatir la miseria humana mediante el juego y la imaginación. Es justo lo que nos propone esta nueva versión de la obra de Beckett a la que Joan Font ha dado una vuelta de tuerca llevando el teatro del absurdo a una simbólica pista de circo.

De esta manera, Font convierte a los protagonistas en payasos dotándoles de una fuerte carga de ternura que mitiga el discurso existencialista del texto, con el que Beckett quería reflejar el sinsentido de la vida del ser humano y para ello propone una dramaturgia perversa en tanto que aparentemente carece de acciones, o mejor dicho, plantea unas acciones sin sentido que solo sirven para “matar el tiempo” mientras los personajes centrales esperan a Godot. Simplemente es la excusa para que los vagabundos, convertidos, nos muestren lo absurdo de una vida que carece de finalidad, ya que camina hacia la muerte.Pero bajo esa aparente inactividad, Beckett plantea toda una reflexión sobre la vida moderna. Así, los personajes se mueven por el escenario con un lenguaje fragmentario y sus diálogos se intercalan con los monólogos con los que cada personaje define su condición.

Vladimir, convertido aquí en el clown listo, representa la duda cartesiana y la aparente defensa de los derechos humanos, pero en realidad su esencia es la sumisión de las clases desfavorecidas.Estragón en cambio, que aquí adopta la figura del payaso tonto, es el soñador, o lo que es lo mismo, el poeta que en los tiempos modernos ha acabado encerrándose en su mundo, aunque se resista a romper el vínculo emocional con sus semejantes. Pozzo, que aquí se perfila como un domador, es el capitalista que explota a sus semejantes bajo la aparente libertad de elección que otorga el capitalismo democrático a los obreros, a la hora de elegir su oficio. Y Lucky es el obrero que aparentemente ha elegido trabajar con el domador, a cambio de recibir las sobras de su comida, aunque eso suponga ser tratado como un animal.

Todos estos rasgos, así como el trasfondo existencialista de la obra se reflejan en esta nueva versión y ahí es donde precisamente radica la grandeza de Font quien, situando la obra en un circo, recrea una puesta en escena repleta de ternura que nos deja un halo de esperanza. Para ello se sirve de una interpretación genial, a cargo de Javier Centeno, que se confirma como un grandísimo clown, Gregor Acuña, que colma la escena de vitalidad, Oriol Boixader, cuya presencia escénica nos sobrecoge y Manuel Rodríguez que imprime a su personaje un carácter endiablado. A ellos se suma Jasio Velasco, quien además de imprimir un carácter tan absurdo como cómico a su personaje se suma como músico al cuarteto, que toca en directo una banda sonora que incide en la mirada optimista de Font.

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