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Una pensión para toda la vida

Javier Ruibal reedita su aclamado disco 'Pensión Triana' 15 años después.

el 05 nov 2010 / 11:11 h.

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Javier Ruibal, un conocedor de fondo de la canción de autor.

Hace 15 años, el cantautor gaditano Javier Ruibal grabó Pensión Triana, un disco en directo en el que contó con aliados de la talla de Martirio, Chano Domínguez o Jorge Pardo. Descatalogado desde hace mucho, elevado a la categoría de álbum de culto, ha sido reeditado recientemente en edición de lujo con hermosas ilustraciones de Santos de Veracruz. Y sigue sonando tan intenso y racial como el primer día.

-¿Cómo ha pasado el tiempo por la Pensión Triana?
-Pues creo que bien, mejor incluso de lo que pensábamos. Para nuestros seguidores ha sido un disco muy querido y atesorado, y por mi parte puedo decir que sigo cantando todas las canciones, no hay ninguna coyuntural. Ninguna se ha caído de nuestro repertorio.

-¿A qué atribuye esta buena conservación?
-Es un disco testimonial de una época en que se arrinconó un poco la música con identidad propia, de raíz -la andaluza como la canaria o la gallega, y la canción de autor en general- por mor de aquella reconversión industrial musical destinada a demostrar a toda costa que España era muy glamourosa y muy moderna. Nosotros sentimos la necesidad de crear desde lo fronterizo, hicimos nuestra propuesta y ha dejado su estela en un montón de grupos y artistas. De lo otro ha quedado un cineasta y un par de nombres, poco más.

-¿Y cómo ha cambiado Javier Ruibal en estos 15 años?
-Me he quitado de encima la incertidumbre, no saber si te van a entender y a atender. Y cualquier rastro de sentido estratégico en lo que hago, aunque tampoco lo tuviera entonces. No hay más estrategia que llegar al escenario y pasar dos horas intercambiando con la gente cosas que van más allá de la música. También he ganado más seguridad a la hora de escribir y componer. Pero las dudas vitales las sigo arrastrando intactas. Mientras tanto, sigo agradeciendo a la vida lo que me da, sobre todo la complicidad y la amistad con mucha gente. 15años después, eso tengo.

-En su día, con Pensión Triana sentí que una búsqueda que abarcaba sus tres discos anteriores se concretaba al fin. ¿Lo recuerda así?
-En aquel momento andaba tanteando, pero es el tiempo el que concreta las cosas; no lo hago yo, lo hacen ellas solas. Más que encontrar algo determinado, lo que creo que hay en ese disco es ya una coherencia, porque tomé el material de los tres trabajos anteriores. Si ahora tuviera que seleccionar entre las canciones de toda mi trayectoria, seguramente habría algunas de Pensión Triana que no estarían. Esto es algo parecido a una escultura de barro que no termina de acabarse nunca. Todo es una misma canción, es decir, un mismo discurso. Por eso trato de ser coherente en el sentido de que cada canción sea única en sí misma.

-Recuerdo que quisieron asimilarle con el nuevo flamenco, lo comparaban con Ketama,Paco Ortega e Isabel Montero, o con El Último de la Fila, todo en vano. ¿Siempre logró rehuir de las etiquetas?
-La verdad es que nunca me han cazado con ninguna etiqueta, pero más que sureño, lo más orientativo para definirme es la situación de fronterizo. Uno parte del flamenco y de la tradición andaluza, y a partir de ahí de todas las músicas que están a tu alrededor. Hay una necesidad de ser quien eres, sin duda, pero también de no ser sólo lo que han sido tus ancestros.

-¿Cree que en materia de fusiones está todo hecho?
-Ésa es una cuestión de los artistas, no de sus posibilidades. Lo que pasa es que ya no se hace una reinvención de lo que existe, sino una música nueva: ahora puedes tomar elementos ancestrales para hacer vanguardia, eso es algo que se expande constantemente. Que siga teniendo utilidad dependerá de que los artistas lo hagan con solvencia. Pero sigo creyendo en la música de encuentro.

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