Tal vez sea por el recuerdo del puente del Quinto Centenario, cuya estampa de colapsos diarios se inició a los pocos meses de ser inaugurado con motivo de la Expo del 92, pero lo cierto es que el Ministerio de Fomento está demostrando que no piensa errar de nuevo en los mismos errores de cálculo que en aquella época. La SE-40 ya no contará con un solo túnel para cruzar el Guadalquivir. El coste de la nueva ronda de circunvalación se ha duplicado para emprender la construcción de cuatro túneles para salvar el río entre Coria y Dos Hermanas. Pocos podrán estar en contra de un cambio así, cuya complejidad se traduce en un incremento presupuestario cercano a los 600 millones de euros. La obra de la SE-40 llega con casi una década de retraso sobre los primeros calendarios previstos, pero al menos se ha actualizado. Ha fallado la proactividad de saber anticiparse a las necesidades de las habitantes de la corona de Sevilla, atrapados en un embudo casi endemoniado en sus idas y venidas de la capital, pero al menos se ha entendido que es vital la adecuación de este proyecto al nuevo paisaje urbano de la Gran Sevilla. Y eso significa gastarse más dinero. La realidad, tan tozuda que se repite todos los días desde hace 16 años, dice que más de cien mil vehículos cruzan a diario el puente del Quinto Centenario y que hay que reforzar las comunicaciones entre el Aljarafe y el arco formado por Dos Hermanas y Alcalá para desatascar el cuello de botella de la SE-30. Por eso, hay que apoyar apuestas como ésta, que atacan directamente el problema. Como ha ocurrido con el Metro, se ha esperado demasiado tiempo y ya no valen las soluciones de apaño. Sevilla necesita que se abra ya la línea 1 del suburbano, la extensión de la red ferroviaria del Cercanías y propuestas como ésta de los cuatro túneles para una SE-40 de la que se ha escrito tanto y que, ahora, al fin, comienza a ser una realidad.
