Cultura

Una sesión para repetir

el 14 jul 2010 / 16:59 h.

Cuando hace unas semanas, en la presentación de estas XI Noches en los Jardines del Real Alcázar, su programador, Miguel Ángel González, hablaba de regeneración de la propuesta se refería a incorporaciones como la que ha supuesto la presentación en Sevilla de La Ritirata, un joven conjunto dedicado a la interpretación de música antigua liderado por el violonchelista barroco Josetxu Obregón.

Su concierto prescindió de la didáctica tan al uso en el Alcázar -que en buena dosis se acepta, pero de la que algunos grupos locales abusan- para centrarse en unos pentagramas que transitaron la música española del Renacimiento y el primer Barroco.

Es cierto que éste es un período en el que la homogeneidad estilística pone algo más difícil al público la captación de cada uno de los detalles e inflexiones que ofrecen las Folías de Santiago de Murcia o las Recercadas de Diego Ortiz, pero el trío La Ritirata hizo de la sensación de continuo sonoro antes que un monocorde discurso, un diálogo lleno de sugerencias y virtuosismo.

La tiorba de Daniel Zapico fue tañida con exquisita fineza y una intensa y melancólica expresividad que no empañó ni el más leve roce. A su lado, Josetxu Obregón extrajo una sonoridad a la par rugosa y muy compacta de su violonchelo que sí se vio algo afectado por la amplificación, deformando algunos matices y dando a veces la sensación de estar oyendo un instrumento con cuerda de fibra. Quien nos hizo llegar su sonido con una naturalidad y una espontaneidad desarmante fue la flautista Tamar Lalo. Con el tiempo adquirirá, además de la capacidad del ritmo y del dominio técnico -que ya lo posee-, una mayor dosis de sutileza en el tocar (con lo que logrará acentuar las diferencias entre una danza del siglo XVII y una chacona barroca de una Sonata de Benedetto Marcello como la que tocaron).

La Ritirata brilló en unas Marionas bien artículadas y muy fieles a la línea melódica, globalmente acertaron en los tempis escogidos y en todo su recital se apreció la claridad en cada una de las voces y lo trabajado del repertorio, muestra de la seriedad y el buen hacer de un conjunto que se tomó su Noche en el Alcázar como la más seria de las citas musicales.

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