Local

Una sobriedad de puertas abiertas

El misterio está en la calle... y el público en el templo. La cofradía abrió las puertas de la iglesia para que todos vieran su sobriedad desde dentro. Tras salir de la parroquia de la Magdalena, la comitiva se topó con la calle San Pablo a rebosar y Tetuán cerrada a cal y canto. Pero eso no paró a la procesión, que viró unos metros para colarse por O'Donnell

el 16 sep 2009 / 01:10 h.

TAGS:

Un órgano acalla las bocas en el in- terior de la parroquia de la Magdalena, que está repleta de mantillas y carritos de bebé. Las puertas del templo estaban abiertas de par en par y hasta dispusieron sillas de madera para que todo el que quisiera se acomodara en el templo y contemplara todo la sobriedad que encierra la hermandad de La Quinta Angustia.

"Oye, Antonio, estamos en la Magdalena, pero dentro", explica por el teléfono móvil, como un susurro para no molestar, un joven que está situado a pocos metros de donde se empezó a formar las filas de nazarenos de antifaz morado. Éstos, con sus capirotes bajo el brazo, hacían caso omiso al gentío -de dentro y de fuera- y seguían el ritual de cualquier hermandad antes de iniciar la estación de penitencia.

La cruz de guía, ataviada con un velo morado, se paró, antes de salir, junto a la entrada. Allí yace el cuerpo Luis Rodríguez Caso, el que fue pregonero de la Semana Santa, presidente del Consejo de Hermandades y hermano mayor de La Quinta Angustia, como no podía ser de otra forma, ya que su padre talló la Virgen en 1934. Luis falleció hace tres años. Justo en frente de donde fue enterrado, su mujer, Mercedes Romero, está sentada viendo el paso de la hermandad a la que su marido dedicó su vida. Está llena de emoción y orgullosa de ver cómo su nieta, que está sentada sobre sus rodillas, sigue los pasos de su abuelo y luce en su pecho la medalla de La Quinta Angustia. "Además, mi hijo es prioste", explica.

El órgano vuelve a sonar y, casi sin darse cuenta nadie, el paso se iza, a pulso, por los costaleros. El Cristo Descendido apenas se tambalea, pese a que está pendiendo de unas telas. El misterio abandonaba así la parroquia y salía a la calle con la música de capilla rumbo a la plaza de la Magdalena. Allí, mas de un despistado desconocía que no iba a pasar por Rioja y Tetuán a causa del vertido y vio al misterio virar para colarse por O'Donnell, sin apenas tiempo para cambiar de posición, pues ya prácticamente se colaba en la Carrera Oficial.

  • 1