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Urbanismo en Cisjordania

El desalojo de todos los asentamientos judíos en Cisjordania parece hoy ciencia-ficción, pero en vez de sentarse a esperar la paz, un estudio arquitectónico ha comenzado ya a diseñar modelos de descolonización de las tierras palestinas. Sus reflexiones van dirigidas a transformar las bases militares israelíes y los asentamientos judíos en espacios abiertos y públicos.

el 16 sep 2009 / 02:51 h.

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El desalojo de todos los asentamientos judíos en Cisjordania parece hoy ciencia-ficción, pero en vez de sentarse a esperar la paz, un estudio arquitectónico ha comenzado ya a diseñar modelos de descolonización de las tierras palestinas. Sus reflexiones van dirigidas a transformar las bases militares israelíes y los asentamientos judíos en espacios abiertos y públicos.

El proyecto, denominado Descolonizando la arquitectura, reparte su sede entre la localidad palestina de Beit Sahur, donde trabajan la palestina Sandi Hilal y el italiano Alessandro Petti; y Londres, lugar de residencia del tercer componente del grupo, el israelí Eyal Weizman. La pasada semana, Hilal y Petti expusieron por primera vez sus ideas en Israel.

"Los asentamientos encarnan una forma muy clara de poder, por lo que la destrucción es una comprensible reacción rápida, pero no garantiza el regreso a la situación previa", razona Petti. En cuanto a la "revitalización", resulta en apariencia razonable, pero "conlleva el riesgo de que los antiguos asentamientos se conviertan en un lugar para la élite palestina", que mantenga la estructura de poder político-territorial de la ocupación.

Por ello, estiman los arquitectos que la mejor opción es la "subversión" del espacio, es decir, el salto de un modelo territorial privado, propio de una correlación de fuerzas desigual, a uno público y abierto a la interacción. El primer paso fundamental que habría que dar consistiría en "eliminar los elementos que separan a la colonia judía de los palestinos, como vallas, puestos de control y carreteras sólo para colonos", explica Petti.

Después, las hileras de chalés unifamiliares típicas de los asentamientos se convertirían en estructuras donde reinasen los espacios públicos y comunes. Asimismo habría que desprenderse, por su sentido simbólico tras décadas en el paisaje de Cisjordania, de los tejados rojos a dos aguas que trajeron los colonos judíos originarios desde el continente europeo, pese a que carecen de sentido en una región poco lluviosa.

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