Pese a que en las últimas ediciones las ventas no dieron muchos argumentos al optimismo, Arte, Información y Gestión (AIG), la casa de subastas de la Fundación Cajasol, tiene lista ya su próxima subasta de otoño, que tendrá lugar el miércoles 21 de noviembre, y que ofertará un total de 754 lotes –471 de pintura y escultura y 283 de joyas y artes decorativas–. Entre las piezas que buscan un nuevo dueño se alza, como en cada ocasión, una como protagonista central de la sesión.En este caso es el óleo Jesús atado a la columna, de Juan Valdés Leal, con un precio de salida de 95.000 euros. También destaca otro lienzo, Los desposorios místicos de Santa Catalina de Siena, obra de Sebastián Llanos Valdés por la que se podrá pujar a partir de la cifra de 70.000 euros.
En total, saldrá a subasta una cantidad que alcanza el 1.159.725 euros y desde ayer puede visitarse en la citada Fundación Cajasol una exposición con las obras que podrán adquirirse después. Ayer, la directora de AIG,Carmen Aranguren, subrayó que esta “es una subata con precios propios de un mercado de crisis”. Sobre la obra estrella de Valdés Leal, la máxima responsable de la puja dio su palabra de que la pieza está certificada por el profesor Enrique Valdivieso y que la misma puede fecharse “hacia 1670, periodo de máxima plenitud creativa del artista”, lo que confiere una mayor valía a una creación que se espera pueda ser adquirida por algún centro de arte.
Al respecto de la obra de Llanos Valdés, Aranguren explicó que “en un principio fue atribuida a Murillo, aunque luego se verificó que era de Llanos Valdés”. Se trata de un óleo de gran formato que desde principios del siglo XIX ha estado en colecciones particulares, y ha sido expuesta en numerosas ocasiones.
En la sección de pintura antigua sobresale también San Pedro, de Luis Tristán, que debió formar parte de un apostolado. Se podrá adquirir a partir de 35.000 euros. Otra pieza destacable es una Virgen de leche, una tabla de la escuela hispanoflamenca que formó parte de la antigua colección del Duque de Osuna, y que ya ha suscitado “el interés de coleccionistas internacionales”, según Aranguren. Además, resalta también la existencia en esta exposición de una obra de Lucas Giordano, San Antonio de Padua con el Niño, realizado “siguiendo los esquemas de Murillo” ya que “fue realizado durante la estancia del pintor italiano en la Corte española”.
Ya en el siglo XIX, Aranguren incidió ayer en una pareja de óleos sobre lienzo firmada por José María Romero que narra La buena y la mala muerte del duque de Monstpensier, una pieza con “un interés histórico y documental, más allá de su calidad artística”. Arranca en 35.000 euros. En el siglo XX, sobresalen las piezas de Alfonso Grosso, un autor “muy querido entre los coleccionistas sevillanos”, del que se pueden adquirir tres bodegones de flores y dos escenas de religiosidad sevillana, entre las que destacan la Salida de la Hiniesta en San Julián. Asimismo, y de la segunda mitad del siglo XX, la subasta cuenta con un tríptico del cordobés Pepe Espaliú, obras de 1987 “con una fuerte carga expresiva”, cuyo precio de salida parte de 8.000 euros.
Igualmente, Aranguren su-brayó la presencia de una Barca perteneciente a una serie de Félix de Cárdenas, del que “no es fácil adquirir piezas de gran formato”. Sale por un precio de 15.000 euros. De Guillermo Pérez Villalalta se subasta una Santa Lucía y cuatro grabados característicos del autor. Hay que añadir una tabla del internacional Jak Katarikawe, con un precio inicial de 20.000 euros, o los dibujos de Claudio Bravo, un artista siempre recurrente en subastas internacionales.
En otras disciplinas hay que destacar las esculturas de Antonio Susillo, Julio López Hernández y Juan Hidalgo, así como las fotografías de Miguel Angel Gaüeca, Ana Laura Aláez, Pilar Albarracín y Federico Guzmán. En cuanto a la obra gráfica, en esta ocasión sobresale una serigrafía de Eduardo Chillida en 3.000 euros de salida y una litografía de Miguel Barceló, La souris, con idéntico precio de partida. En el apartado de joyas, se presenta un variado número de broches y alfileres, isabelinos, años 20-30, años 40-50, vintage, con diamantes y gemas de color y un amplio abanico de precios. Gargantillas, relojes y complementos redondean este apartado.
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