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Vamos a lo importante

El nuevo estatuto de Andalucía ha cumplido dos años. Si señor, el miércoles pasado día 18, fue el cumpleaños. Tal efemérides ha pasado prácticamente desapercibida, salvo para los que hayan seguido las valoraciones -diferentes y contrarias...

el 15 sep 2009 / 22:57 h.

El nuevo estatuto de Andalucía ha cumplido dos años. Si señor, el miércoles pasado día 18, fue el cumpleaños. Tal efemérides ha pasado prácticamente desapercibida, salvo para los que hayan seguido las valoraciones -diferentes y contrarias, por supuesto- hechas sobre su cumplimiento, efectos y desarrollo, por el PSOE y el PP. Lo que para los socialistas ha sido bueno tirando a excelente, para los populares ha sido malo, tirando a pésimo. O sea, lo normal.

Lo cierto es que en esta realidad nacional que es Andalucía a partir de la aprobación del Estatuto, existen problemas de calado mucho más profundo, que exigen más de dedicación, desde el punto de vista intelectual y político, que el análisis de cuál ha sido el grado de cumplimiento de la reforma estatutaria o de sus consecuencias. No es extraño pues, que los andaluces muestren indiferencia ante este aniversario, como ya la mostraron en su día, a la hora de dar su voto en el referéndum.

Sí, resulta un pelín absurdo que, con la que está cayendo, se utilice el tema del Estatuto para tirarse los trastos a la cabeza. Ni es para sacar pecho, ni para estar resentidos. El Estatuto, después de muchos vaivenes, se aprobó con consenso -sólo faltó el PA, y ahí está- y lo lógico sería que, conseguido el acuerdo y refrendada la reforma hace ya dos años, se hubiese terminado la pelea. El Estatuto es de todos, y para todos, aunque ni nos ha cambiado la vida, ni nos la puede cambiar. Así que mejor sería no perder el tiempo.

Lo que si nos puede cambiar muchas cosas es esa subida incontrolada del paro. El propio consejero de empleo acaba de admitir que pronto podemos llegar en Andalucía al millón de parados. Coinciden la destrucción neta de empleo y el aumento de la demanda, es decir de gente que quiere incorporarse al mercado de trabajo y no puede hacerlo.

Seguro que a ese millón de andaluces afectados por el desempleo les trae sin cuidado si viven en una comunidad histórico, e una realidad nacional o en una región de las de antes. Lo que quieren es vivir en una tierra en la que haya trabajo, en la que se creen oportunidades y en la que no estén agobiados por el hoy y angustiados por el mañana. Lo que esperan son respuestas concretas a sus problemas acuciantes.

Así las cosas, lo mejor sería dejar el Estatuto en paz, y dedicar todos los esfuerzos a encontrar esas soluciones que Andalucía necesita con urgencia. No hay milagros, ya lo sabemos, pero para recuperar la confianza, que es clave para salir de esta crisis, es preciso que quiénes están en primera línea de la política, asuman con generosidad las responsabilidades que ellos mismos han aceptado. Y desde el gobierno -con más obligación que nadie- y desde la oposición, se busquen sin complejos fórmulas de encuentros que abran caminos a la esperanza. Por ejemplo los pactos por el empleo serían un buen comienzo. Así que vamos a lo importante.

Periodista

juan.ojeda@hotmail.es

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