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Y el barrio se hizo Martes al tercer día

Empezar un Martes Santo en el Cerro del Águila no tiene precio. Es un lujo que tal vez no se pueda permitir, pero si tiene la oportunidad de vivir en primera persona esa experiencia, no lo dude: participe de la fiesta que se respira en unas calles repletas de balcones engalanados para recibir, himno de Andalucía mediante, a las devociones de sus dueños.

el 16 sep 2009 / 01:02 h.

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J. Blanco / Moisés Ruz

Empezar un Martes Santo en el Cerro del Águila no tiene precio. Es un lujo que tal vez no se pueda permitir, pero si tiene la oportunidad de vivir en primera persona esa experiencia, no lo dude: participe de la fiesta que se respira en unas calles repletas de balcones engalanados para recibir, himno de Andalucía mediante, a las devociones de sus dueños, completamente entregados a su cofradía. Tras acompañar a la Virgen en sus primeros pasos por el barrio, tapee algo por la zona, pero no se demore mucho: la salida imposible de San Esteban, la más complicada de la Semana Santa, es digna de ver. Esta cita suele ser muy concurrida por la espectacularidad que conlleva; no estaría de más pedirle a algún amigo o familiar que le custodiara un hueco a las puertas de la iglesia.

Boquiabiertos aún por semejante proeza, tal vez sea momento ahora de relajarse un poco y, tras tomarse un respiro y unos recortes de pan de hostia del convento ubicado junto a la plaza Virgen de los Reyes, o bien un café porque dormirse tampoco es el objetivo, prosiga con su nirvana vespertino y llénese de paz viendo transcurrir al Cristo de las Almas de Los Javieres por la calle Trajano, camino de la Campana.

Si le apetece seguir con el ruán, el silencio y los crucificados, Los Estudiantes es una opción inmejorable pero que vamos a dejar para más tarde. Busque con tranquilidad la plaza de la Alianza, junto al Alcázar, evitando en todo momento el bullicio que se esté produciendo a buen seguro por la zona de la Encarnación con la irrupción de la cofradía de San Benito. Aún es temprano, apenas las siete, así que podrá elegir sitio para gozar con el paso de Santa Cruz por la Alcazaba. Este enclave congrega cada año a más gente por la singularidad de la estampa, en la que sólo el chapoteo del agua de una fuente que preside el lugar rompe el silencio de la tarde cuando pasa el Cristo.

La banda del Maestro Tejera tras el palio también hará lo propio después. Enlazando instantáneas estelares, la cofradía universitaria le ofrecerá otro reencuentro consigo mismo y con su fe al paso del Cristo de la Buena Muerte por la plaza de la Contratación y la calle San Gregorio, rincones desconocidos que le harán soñar asimismo con la Virgen de la Angustia.

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