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Yamil

A Yamil no le gustan los toros; con sólo oír un toque de clarines se pone estartado. Estaba convencido de que era una crisis de identidad porque se veía eral y zaino, hasta el domingo. Después de lo sucedido me huelo que es una muestra de su filibusterismo al mejor estilo caribeño.

el 15 sep 2009 / 07:14 h.

A Yamil no le gustan los toros; con sólo oír un toque de clarines se pone estartado. Estaba convencido de que era una crisis de identidad porque se veía eral y zaino, hasta el domingo. Después de lo sucedido me huelo que es una muestra de su filibusterismo al mejor estilo caribeño. Allí, los insurgentes afeaban a los capitanes generales españoles su afición patriótica por la fiesta nacional y protestaban simbólicamente jugando al béisbol, hoy convertido en la mayoría de esos países en su deporte nacional. Yamil es un turco andaluz, de nación ubriqueña, y quizá por ahí vayan los tiros. Días antes, ya sospeché por su entusiasmo con la selección de Turquía, cuyo gentilicio sólo lleva por habilidades profesionales, pero llegó el día clave. Mientras veía a la selección española ni se inmutaba debajo del ventilador. Me dije: será que no le gusta el fútbol, pero quiá, en el descanso, cogió su pelota y se fue al patio, al tiempo que me proveía de botellines. Volvió y lo mismo.

Preocupado hablé con él, al final, entre trompetazos, despelote patriótico y alegría desclasificada por simpatía con un grupo sin duda modélico (a mí me enseñó a hablar en perro el Penumbra). Me dijo, ya sentado delante del televisor: yo estoy contento pero para eso no tengo que ponerme montera, tricornio o traje de flamenca. De pronto se le iluminaron los ojitos y le brilló el hocico: había visto a Sergio Ramos -chivo expiatorio si se perdía- con la bandera de Andalucía. Nos abrazamos. Yo lo respeto porque es un perro respetuoso, con criterio y personalidad; además, si vamos a defender los derechos de los simios, por qué no de los perros autóctonos andaluces.

Licenciado en Derecho y Antropología

aroca.javier@gmail.com

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