Con traje oscuro y gesto abatido, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, compareció a las 17 horas para hacer una breve declaración en la que aseguró que los terroristas quieren influir en las elecciones, pero que los ciudadanos no se dejará doblegar lo más mínimo.
Para Zapatero está claro que los asesinos de Isaías Carrasco han querido distorsionar las elecciones de mañana, pero subrayó que la democracia española ya ha demostrado que no admite ni admitirá "retos" de quienes se enfrentan a sus principios básicos.
Zapatero se expresó así en una comparecencia institucional en el Palacio de la Moncloa, donde garantizó que los asesinos del ex concejal socialista Isaías Carrasco serán detenidos y puestos a disposición judicial. "El Gobierno perseguirá con todos los instrumentos del Estado de derecho a los terrorista, a quienes les prestan apoyo y a quienes avalan y justifican sus acciones", subrayó.
Según señaló, se sabía que ETA podía aún causar un daño y un dolor irreparable a los españoles, pero también, "y con seguridad, que ETA está ya vencida por la democracia, está repudiada y aislada por el conjunto de los españoles y por la sociedad vasca". En este contexto, insistió, ETA "no tiene otro destino que su desaparición y sus miembros no tienen otro futuro que la cárcel".
En opinión del presidente del Gobierno, asesinando a un trabajador que había dedicado parte de su vida a la defensa de los intereses de sus conciudadanos en Mondragón, los terroristas han querido de nuevo interferir "en la pacífica manifestación de la voluntad de los ciudadanos convocados a las urnas", pero no lo va a conseguir. "La democracia española ya ha demostrado que no admite retos que se enfrenten a sus principios básicos y a sus valores más esenciales; no los ha admitido en el pasado, no los admite hoy y no los admitirá nunca", reiteró en este sentido.
Zapatero quiso trasladar el profundo pesar del Gobierno a la familia de Carrasco, a sus amigos y a sus compañeros del PSE y de UGT, una forma, dijo, de transmitirles también el sentimiento de pena, cercanía y afecto de "todos los españoles de bien". A su juicio, el atentado muestra "una vez mas la extrema crueldad de quienes han apostado por continuar con su execrable actividad" contra el más elemental de los derechos, el derecho a la vida.
