El profesor de la Universidad Pablo de Olavide, Manuel Ricardo Torres Soriano, ha asegurado que el mito de Al-Andalus como tierra arrebatada al Islam sigue muy presente en el imaginario del terrorismo yihadista, entendido como una referencia simbólica que se utiliza para señalar no sólo un periodo de esplendor que debe ser recuperado, sino también para afirmar que la yihad no finalizará hasta que el Califato se extienda por todas las tierras musulmanas, incluyendo la “perdida Al-Andalus”, la cual supone el punto de cierre en Occidente de este proyecto político-religioso. “A pesar de que esta invocación tiene un importante componente retórico, no debe despreciarse su impacto sobre la amenaza que sufre España”, según este experto en terrorismo yihadista.
Torres Soriano ha realizado estas declaraciones con motivo del comienzo del curso online “Análisis del Terrorismo Yihadista, Insurgencia y Movimientos Radicales, VI Ed”, que ha comenzado en la Universidad Pablo de Olavide y que dirige Torres Soriano. El principal objetivo de este programa formativo es formar a especialistas para que puedan desempeñar con eficacia labores profesionales relacionadas con el análisis y la gestión pública de los problemas relacionados con el terrorismo y la violencia política.
En su opinión, los ataques terroristas en París no representan un cambio de estrategia del Estado Islámico, sino que son coherentes con el discurso que esta organización viene manteniendo desde hace tiempo. “Su propaganda ha hecho una continua alusión a la necesidad de golpear a los ‘cruzados’ en su propio territorio. En el caso de Francia, las amenazas han sido aún más intensas, debido al abultado número de combatientes procedentes de su territorio que se han unido al Estado Islámico. Un buen número de ellos han participado en vídeos elaborados en francés donde se hacía un continuo llamamiento a atentar contra su país de origen, al cual se ha señalado como uno de los principales enemigos a batir”, explica el profesor.
Por lo tanto, en opinión de Manuel Ricardo Torres, los recientes atentados en Francia son una constatación del error de análisis de aquellos observadores que creyeron que mientras que esta organización siguiese ganando terreno en Siria-Irak, no estaría interesada en desviar su atención emprendiendo una campaña de atentados en Occidente.
La respuesta de Francia a los ataques en París ha sido bombardear posiciones de los yihadistas en Siria. “Aunque de manera aislada ésta sea una medida insuficiente, eso no significa que no sea necesaria. La historia general del terrorismo nos enseña que el principal elemento que potencia la peligrosidad y letalidad de una organización terrorista, es que ésta pueda contar con un refugio en el cual pueda desarrollar sus actividades con relativa seguridad”, afirma este especialista.
En esta línea, considera que una organización terrorista que debe emplear la mayor parte de su tiempo y esfuerzos en autoprotegerse, es una organización que dispone de poca capacidad para planear y ejecutar atentados de envergadura. “Por ello, la presión militar sobre las bases terroristas debe ser constante, con independencia de que se pongan en marcha medidas orientadas a mejorar la obtención y difusión de inteligencia, la puesta en marcha de planes de contra-radicalización...”.
Con respecto a las causas que producen la radicalización violenta en jóvenes nacidos en países occidentales, admite que son variadas y complejas. No obstante, en los últimos años se ha podido apreciar la importancia que tienen los conflictos identitarios como facilitadores de esta movilización terrorista. Y es que “el yihadismo ofrece una respuesta maniquea, pero muy reconfortante, a muchos jóvenes que necesitan resolver un conflicto sobre quiénes son, cuál es su propósito en la vida y qué se espera de ellos”, puntualiza Manuel Ricardo. Por ello, “no es accidental” que en Occidente el llamamiento a la violencia yihadista haya tenido un mayor eco en aquellas comunidades musulmanes donde predominan las segundas y terceras generaciones, las cuales padecen en mayor medida este desarraigo y son más vulnerables a los mensajes que pretenden definir la identidad musulmana en términos de conflicto violento.
Por último, Torres Soriano advierte de que no debemos perder de vista la eficacia persuasiva de la propaganda yihadista, en especial la elaborada por el Estado Islámico, “la cual ofrece una visión utópica sobre las condiciones de vida dentro del Califato, donde el mal y el pecado han sido erradicados a través de la aplicación de la voluntad divina, y donde es posible vivir en plenitud la identidad como musulmán”, concluye este experto.