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Actualizado: 05 abr 2017 / 10:34 h.
  • La plantilla y el cuerpo técnico de la AD Nervión posan tras el último triunfo. / EDD
    La plantilla y el cuerpo técnico de la AD Nervión posan tras el último triunfo. / EDD

Ricardo García Sánchez (Sevilla, 22-1-1977) es uno de los tipos más controvertidos del fútbol andaluz. El expresidente del histórico Xerez Deportivo, que abandonó Chapín entre feroces críticas y sin aliados en el camino, fue el elegido por la junta directiva de la AD Nervión para asumir el relevo de Salvador de la Cerda, que presentó su dimisión a finales de enero. En aquel momento, el cuadro de Piscinas Sevilla era penúltimo y vigilaba la permanencia a 9 puntos de distancia. Su designación originó un auténtico terremoto en las redes sociales, aunque el de Dos Hermanas blindó el vestuario y esquivó las críticas con su modus vivendi.

Con el azahar en los naranjos y el perfume de la Semana Santa en el ambiente, el bloque de Francisco Buendía se ha conjurado con fe ciega para burlarse del infierno en forma de Segunda Andaluza. La plantilla ha soportado las inclemencias de las miserias clasificatorias y, con sólo 15 efectivos y dos juveniles, Noa y Cordero, fija el plato para diseñar la escalada. La redención en forma de continuidad en el máximo torneo provincial aparece a sólo 3 puntos y el cuerpo técnico que dirige Ricardo García, un neófito en los banquillos, se afana en evangelizar a sus discípulos.

El exmáximo dirigente del Xerez comanda un grupo de trabajo que componen José Luis López, preparador físico, Ernesto Muñoz, técnico asistente, y Baldomero López, entrenador de porteros, y que anhela conquistar la permanencia en tiempo récord. La última serie de 10 puntos de 12 posibles, sazonada con tres victorias consecutivas ante Pedrera, UD Morón y La Liara, ha potenciado la fe de una tropa de jóvenes que se ha encomendado al olfato goleador de Roberto, un viejo rockero que exhibe con una sonrisa socarrona su rol de ‘9’ infalible. Una colección de ingredientes para obrar el milagro en un club que ha confiado su proyecto a un tipo que busca ganarse un respeto.