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Actualizado: 09 sep 2018 / 08:34 h.
  • Aguado está listo para las ferias
    Los tres actuantes salieron a hombros a la terminación del festejo.
  • Aguado está listo para las ferias
    Pablo Aguado volvió a dar un golpe en la mesa a las puertas de Sevilla. Su actuación con los toros de Algarra marcó la diferencia. / Reportaje gráfico: Álvaro Pastor Torres

Ya lo publicó este periódico días atrás: Consolación no se entiende sin toros a pesar de las dificultades del moderno recinto de La Mulata para recuperar el pulso perdido después del derribo del añorado y entrañable corralón de El Arrecife. Cosas del ladrillo y la especulación descontrolada; de aquellos años despepitados de los que costó –y aún cuesta– levantarse. Pero las fiestas utreranas –hablamos de la cacareada e histórica cuna del toro bravo– no serían lo mismo sin que los carteles anuncien toros y toreros en el día grande.

El empresario Carmelo García, que ha sabido cogerle la horma a la plaza y la afición de la tierra del mostachón, había programado un festejo mixto que contaba con un claro aliciente: la presencia de Pablo Aguado, seguramente el valor más sólido de la última hornada de la cantera hispalense. Los vericuetos de un sistema injusto le han orillado del circuito de las ferias pero el joven matador sevillano, a pesar de ese ostracismo, ha sabido mantener intacto el crédito de profesionales y aficionados.

Y Pablo Aguado no falló, mostrándose puesto, dispuesto y más que preparado para salir de ese extraño atolladero en el que se encuentra. Pablo marcó la diferencia y cuajó de cabo a rabo a sus dos enemigos, especialmente al excelente ejemplar que hizo quinto, guinda de un más que interesante encierro de Algarra. La ganadería sevillana también enseñó sus credenciales en un festejo intenso y cargado de argumentos que, de alguna manera, debería mostrar algunos caminos a seguir. Hablar de Aguado es mencionar su calidad, su creciente capacidad y su contrastada personalidad, apoyada en un sentido natural del toreo que se recibe con un soplo de aire fresco. El aficionado pudo tomar buena nota de ese toreo al natural, nunca mejor dicho, que le llevó a cortar las dos orejas del segundo de su lote con todo merecimiento. Al final se llevó tres trofeos. Pero pudieron ser cuatro. En cualquier caso, Pablo Aguado ha vuelto a confirmar lo que ya se sabía: el salto al circuito de las ferias no debe hacerse esperar.

Los vericuetos de la temporada habían propiciado la reedición de un viejo duelo: es el que mantuvieron el propio Aguado y Rafa Serna en su época de novilleros. Carmelo García debió verlo claro después de saber que Cayetano no podría viajar a Utrera. El sustituto natural no podía ser otro que Serna, que mostró una voluntad a prueba de bombas para afrontar este compromiso. No ha sido una temporada fácil ni pródiga en festejos pero el joven torero de la Costanilla merece más y mejores oportunidades. No tuvo el mejor lote de la tarde pero supo sobreponerse a todas las dificultades. Hay que seguir muy pendiente de él.

Completaba el cartel el declinante maestro del rejoneo, Pablo Hermoso de Mendoza, que ha hecho de su alergia a alternar con Diego Ventura el hilo conductor de su última etapa en los ruedos. Hermoso, eso está claro, es un maestro de referencia que volvió a enseñar las excelencias de su cuadra, especialmente montando a Disparate y Dalí. Querríamos verlo en la Maestranza.

Plaza de Toros de la Mulata

Ganado: Se lidiaron dos toros de Fermín Bohórquez para los rejones, que colaboraron con las monturs. En la lidia a pie saltaron cuatro ejemplares de Luis Algarra, bien presentados y de muy buen juego en líneas generales, especialmente el que saltó en quinto lugar, que fue premiado con la vuelta al ruedo póstuma.

Actuantes: El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, dos orejas y silencio

Pablo Aguado, oreja y dos orejas

Rafa Serna, oreja y oreja

Incidencias: La plaza registró algo menos de media entrada en tarde de temperatura muy agradable.