Los vaticinios de la Proyección de la Población de Andalucía y Provincias 2016-2070, publicados recientemente por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA), dependiente de la Consejería de Economía y Conocimiento, son exponentes de la realidad que vive Andalucía desde hace al menos medio siglo, sin que las autoridades nacionales y regionales hayan tenido una actuación dedicada a luchar con la nueva situación demográfica.
Alejandro Martín firma un documentado artículo en el que analiza los vaticinios de la Proyección de la Población de Andalucía y Provincias 2016-2070, publicados recientemente por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA). Nosotros nos ceñimos a sus planteamientos. En este trabajo se presentan tres posibles escenarios para la población andaluza y sus provincias en el periodo 2016-2040. Y como novedad, además de estimaciones a medio plazo para el año 2040, se incorporan escenarios a largo plazo para anticipar la radiografía de cómo serán los andaluces en el año 2070.
Las proyecciones oficiales apuntan a un cambio radical en la estructura demográfica en los próximos 50 años. De manera que uno de cada tres andaluces tendrá más de 65 años de edad en 2070.
Según afirma Alejandro Martín, «la caída de la natalidad y el incremento de la esperanza de vida son los principales ingredientes de un cóctel que llevará a que la población andaluza descienda a niveles de hace una década y a que casi un tercio de los andaluces tenga más de 65 años de edad. Según los resultados del escenario medio de la proyección, la población andaluza se mantendrá en torno a los 8,4 millones hasta el año 2040. A partir de ese momento la población experimentará una progresiva disminución, perdiendo en los treinta años siguientes unos 800.000 efectivos, hasta llegar a los 7,6 millones de habitantes en 2070, lo que supone volver a niveles muy similares de comienzos de este siglo».
«Todos los escenarios anuncian un fuerte cambio en la estructura por edad de la población andaluza, que experimentará un creciente envejecimiento poblacional que desafiará el sostenimiento del estado del bienestar y las pensiones si no se actúa de forma anticipada. En 2040, y según el escenario medio, la proporción de mayores de 65 años llegaría a ser un 28,6% y la de mayores de 80 años de un 8,4% (frente al 16,4% y 4,7% actuales, respectivamente). Es decir, la relación entre jubilados y población potencialmente activa se alterará considerablemente, pasando de cuatro adultos por cada persona de 65 o más años en 2016 a dos en 2040. Para 2070, el porcentaje de la población de mayores de 65 años se elevará al 33,6%. Esto supondrá una proporción de 1,6 adultos en edad de trabajar por cada mayor de 65 años». Un tercio de los residentes actuales en Andalucía tiene entre 30 y 50 años, fruto de la alta natalidad de los años 60 y 70, que además se vio engrosada por la llegada de inmigrantes. Las generaciones posteriores han sido progresivamente más pequeñas, y sólo han empezado a crecer con el cambio de siglo.
La pirámide prevista para 2070 refleja que las cohortes más numerosas serán las comprendidas entre los 60 y los 70 años de edad gracias a las mejoras de la esperanza de vida y la llegada a esas edades de generaciones muy pobladas, añade Alejandro Martín en su artículo, que añade: «Es más, el número de centenarios se multiplicará por 15, de acuerdo con el escenario medio, lo que implicará que en Andalucía se pase de unos 2.200 personas con más de 100 años de edad en 2016 a en torno a 30.000 en 2070».
Naturalmente, a este envejecimiento poblacional contribuye el descenso del número de nacimientos que la proyección prevé para los próximos años y que hace que la población menor de 16 años pase de 1,5 millones en 2016 (17,4% del total) a 1,1 millones en 2040 (13,3%). En el año 2020, prácticamente se igualará el número de nacimientos con el de defunciones. Y a partir de 2060, el número de defunciones más que duplicará al de nacimientos. Para los gobiernos de España del último medio siglo, que conocían estos datos estadísticos, nunca hubo voluntad para buscar soluciones. A esos irresponsables políticos les importaba un comino el futuro demográfico de España. Los nombres de esos políticos están hoy en la mente de todos los ciudadanos...
Alejandro Martín, en su magnífico artículo, añade que «además de distinguir la población por sexo, edad y provincia de residencia, las proyecciones del IECA introducen una cuarta variable relativa al lugar de nacimiento, lo que permite evaluar el impacto de la inmigración en la dinámica demográfica futura. En el escenario medio, el peso de la población nacida en el extranjero pasará de 9,3% en 2016 a 11,7% en 2040, un porcentaje poco significativo que apenas permitirá paliar la pérdida de habitantes».
Estos son los datos de futuro para Sevilla. En el escenario medio de proyección, Sevilla seguirá siendo la provincia más poblada (1.945.516 habitantes en 2040, un 23% del total de población andaluza). La provincia que experimenta un mayor incremento en su volumen de población es Málaga (1.721.650 habitantes en 2040, acumulando un crecimiento de 81.078 habitantes hasta entonces). Jaén, Córdoba, Cádiz y Granada experimentan descensos de población en el mismo periodo. Asimismo, se observa un envejecimiento de la población en todas las provincias andaluzas.
Diego J. Géniz también informa de un aspecto singular de la demografía sevillana: la mortandad... Afirma en un artículo que Sevilla tiene el dudoso honor de liderar en España la tasa de mortalidad masculina, una posición de la que tampoco anda demasiado lejos en el caso de las mujeres. Este escalafón –constatado en las estadísticas del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III– evidencia los problemas de salud de los habitantes de la capital andaluza y también su calidad de vida. Una situación que, pese a tener amplios márgenes de mejora, resulta mucho menos alarmista que hace 40 años, cuando la mortalidad en la provincia sevillana era bastante más elevada. Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de los fallecimientos, por encima de las oncológicas.
La tasa de mortalidad varonil en la provincia se ha reducido considerablemente desde 1975, el año más antiguo del que el Instituto de Salud Carlos III posee datos. Aquel ejercicio dicha tasa quedó fijada en 1.263 muertes por cada 100.000 sevillanos. Por tanto, en cuatro décadas esta proporción se ha reducido un 44%, porcentaje que, aunque es bastante considerable, no resulta suficiente para disminuir hasta la media española. En este ranking, las provincias donde menos muertes de hombres se producen son Madrid, con 526 casos por cada 100.000 habitantes, y Salamanca, con 491.