Era 1998. Tenía aún 12 años cuando la chirigota de Juan Carlos Aragón ‘Los Yesterday’, cantó aquel pasodoble mítico en el Carnaval de Cádiz convertido en himno oficioso de Andalucía, que acababa con el contundente “el servilismo mamón de las marmotas de Andalucía”. Así, sin anestesia ni nada. Me hizo despertar. Eran otras épocas. Hace ya más de 20 años de aquello. Seguíamos siendo el hazmerreír del país: lo que sacaban de nosotros los medios -¡ay, los medios!- era fiesta, juerga y jarana; personas llorando ante la boda de un torero y la hija de la duquesa de Alba o papeles de sirvientas en series televisivas.
El jueves volveremos a celebrar otro 28F más, con más pena que gloria y muy probablemente de puente, en nuestro particular retiro dorado, bien en casa, bien en algún lugar de paz (o no), que también nos lo merecemos. Y nos volverán a bombardear con la importancia del autonomismo, de este regionalismo andaluz que ha sido santo y seña del PSOE andaluz durante toda la etapa democrática, capaz de fagocitar a los partidos puramente andalucistas (PA y PSA). Hoy, querido profesor Ramón Reig, sí que cabrían todos “en un taxi”. Y sobrarían asientos.
Por eso yo, hoy en mi verea dominical, quiero potenciar la figura del andaluz despierto. Porque ya está bien de complejos de inferioridad, de falsa humildad y de creernos los peores. Ese mensaje de que todo el mundo nos castiga, no consigue que terminemos de avanzar. Rompamos mitos. No hay un andaluz estándar, como nos quieren hacer ver. ¿Acaso no es más lógico dejar de lanzar soflamas vacías y hacer un estudio pormenorizado de lo que esta tierra necesita e ir a por ello? Tiempo han tenido.
Durante 40 años nos han hecho creer que hemos sido atacados, vilipendiados e incluso masacrado con políticas que poco o nada han hecho crecer a esta tierra. Eso es incierto. Que fuimos uno de los grandes perjudicados durante la dictadura franquista es un hecho que ahí está incontestable. Pero hemos tenido ¡40 años! para remontar el vuelo. Y no ha sido así. Pero no porque no hayamos querido, sino porque no nos han dejado.
¿Dónde están los miles de millones de euros de la UE? ¿Se ha salvado a la bahía de Cádiz, a Linares, a los grandes núcleos de despoblación de nuestra tierra? ¿Dónde están los miles de millones de euros para conectar por tren Almería con el resto de Andalucía, o las ciudades medianas con carreteras dignas de titularidad autonómica? Si queremos cohesionar, unan a los pueblos de nuestra tierra de forma digna, no con parches y más parches, con carreteras, algunas, con el mismo ancho que cuando las construyó Primo de Rivera en los años 20.
Qué hablar del paro. Andalucía sigue teniendo una brecha en el desempleo brutal con respecto al resto del país. Ahí están los datos. Ahora que se acerca también el 8M, habría que recordar que si en España del total de parados el 48% son hombres y el 52% son mujeres, en nuestra querida tierra que siempre iba con la etiqueta de pobrecita y vilipendiada, 40 años después, la lacra del desempleo aumenta de forma alarmante: un 59% son mujeres frente al 41% de hombres. Ahí queda eso.
¿Es todo culpa de los políticos? Para nada. Hagamos autocrítica también los ciudadanos. Queremos que todo nos lo den hecho, que con dos tuits y una carta se intente arreglar lo que en nuestros núcleos familiares no somos capaces de poner remedio. Andaluz, seas hombre o mujer: comienza por cambiar la realidad desde tu familia, desde lo más próximo. Haz que tu hijo o hija adquiera responsabilidades desde pequeño: no le recojas la mesa por decreto-ley, no le hagas la cama eternamente, no le pongas una alfombra hasta que cumpla los 18 y marche a la universidad. ¿Y por qué no a una FP que tantos estudiantes necesita? ¿Cómo es posible que cercenemos las ilusiones de nuestros chicos que quieren un oficio pero, por nuestra mentalidad anquilosada, lo seguimos guiando hacia la universidad sí o sí?
Tampoco hagamos lo contrario: si quiere ser funcionario, déjalo que sepa lo que es el esfuerzo elevado a la enésima potencia de renunciar a una vida social por un puesto para toda la vida. En resumen: permítele que fomente la cultura del sacrificio. Y si tiene que volar un tiempo al extranjero, no le cortes las alas: viajar abre mentes. Quizás tengamos que copiar de los americanos el famoso Sabbatical (o gap year) por decretazo autonómico. Esto sí que sería rompedor.
En definitiva, tenemos que despertar. Y tenemos que despertar utilizando todas las herramientas que la democracia pone a nuestro servicio. Si tenemos una queja, denunciemos: basta ya de callar, basta ya de tener miedo. Si tenemos que llamar a las puertas de los despachos de los gerifaltes correspondientes, hagámoslo. Sólo así, con arrojo, valentía y educación, conseguiremos que esta tierra prospere de una santa vez, que dejemos de ser serviles, que fomentemos que, el que quiera, sea autónomo o emprendedor sin ponerle trabas. No sólo de turismo vive el ser humano andaluz. En definitiva, Andalucía, tu sí que tienes que cambiar tu colchón para que dejes de ser la bella durmiente de Europa.