Aquellos napolitanos

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
16 jul 2017 / 00:04 h - Actualizado: 16 jul 2017 / 20:16 h.
"La Tostá"

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A Palomares del Río iban en verano hace cincuenta años unos vendedores de napolitanos, aquellos polos de dos colores que llevaban en una especie de tinaja de aluminio forrada de corcho por dentro para conservar el frío. Creo que costaban seis reales y pocas veces podía aspirar a llenarme de churretes con uno de aquellos helados maravillosos. Cuando no podía ser, me acordaba de la fábula de la zorra y las uvas, ¿la recuerdan? «Esas uvas están verdes». Si alguien me preguntaba que por qué no había comprado un napolitano, le respondía: «Están demasiado fríos». Cuánto daría porque viniera hoy a Mairena del Alcor a las cuatro de la tarde uno de aquellos heladeros con gorra blanca, pero se perdieron hace décadas. Es cierto que hoy todos tenemos siempre una caja de bombones almendrados en el frigorífico, aunque no es lo mismo. Lo atractivo era cuando aquel hombre paraba la motocicleta en la sombra y al ir a pedirle uno abría el barril, te asomabas a la boca para elegir el napolitano y se te helaba la nariz en un segundo. Y ya te daba igual si te llevabas o no el polo.