La Tostá

Ataque de cuernos de Iglesias

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
11 abr 2019 / 08:04 h - Actualizado: 11 abr 2019 / 09:25 h.
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  • Ataque de cuernos de Iglesias

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Sabiendo lo que se le viene encima, Pablo Iglesias allana el terreno ante el batacazo electoral que le espera el día 28. Necesita culpables. De lágrima fácil, lo veremos llorar más de una vez hasta entonces, y es probable que en la misma noche de las elecciones, porque se verá obligado a dimitir para que otro u otra lideren al partido que él creó y que va a enterrar en los árboles de Galapagar. El pasado martes le pegó una bronca monumental a Ferreras, el de La Sexta, por su protección a Eduardo Inda, en un claro ataque de cuernos. En realidad lo estaba abroncando por haber dejado de protegerlo a él, que fue en gran medida quien lo puso en la órbita política. Lo de Ferreras con Iglesias y con Podemos en general era algo enfermizo, hasta el punto de reunirse con ellos en un restaurante madrileño para hablar de sus cosas. Ellos sabrían de qué. Ahora, Ferreras está más por Sánchez y el de Vallecas anda comido por los celos, llorando por los rincones, que es algo que se le da bien. Iglesias está en su derecho de protestar y denunciar el reprobable hecho de que su partido haya sido espiado por el Partido Popular, en un caso vergonzoso por el que alguien debería acabar en el talego, de confirmarse su veracidad. El espionaje a partidos, sindicatos y políticos españoles no es nada nuevo. Incluso se espían entre los de un mismo partido, para acabar con algún candidato indeseado o que estorbe a alguien. Recordemos el caso de la Comunidad de Madrid de hace una década, el de Manuel Cobo y Alfredo Prada, la Gestapillo, o cuando Alfredo Rubalcaba fue denunciado por presunto espionaje al PP, en su etapa de ministro del Interior. Muchos de estos casos acabaron en agua de borrajas por falta de pruebas, pero hay que ser muy ingenuo para pensar que no existe el espionaje político en nuestro país, como existe el industrial o el deportivo, especialmente en el fútbol. Otra cosa es que se pueda demostrar, que no en todos los casos conocidos se ha podido. Cuando algo sube de manera artificial o prefabricada suele bajar con facilidad y Podemos va camino de apearse del tren político. Quienes tengan dudas que analicen un poco sus comienzos en las tertulias televisivas, las entrevistas y su comportamiento en general. Un sujeto así no es de fiar.