¡Buenos días!

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16 abr 2018 / 20:53 h - Actualizado: 16 abr 2018 / 22:21 h.
  • ¡Buenos días!

De nuevo un niño hace tambalear los cimientos de la Santa Fábrica de San Pedro. No es la primera vez que el papa Francisco se enfrenta a una inocente pregunta que le hace tragar saliva, por la imponente fe que conlleva la misma. Sólo una vida recién estrenada con tantas preguntas aún sin responder es capaz de mirar a los ojos del representante de Dios en la tierra y preguntar: «Señor mi padre era ateo, ¿usted cree que estará en el cielo?». O aquella otra niña filipina víctima de la calle que dejó derrumbado al Santo Pontífice: «Hay muchos niños abandonados por sus propios padres, muchos víctimas de muchas cosas terribles como las drogas o la prostitución. ¿Por qué Dios permite estas cosas, aunque no es culpa de los niños? ¿Por qué tan poca gente nos viene a ayudar? ¿Por qué sufren los niños?». La respuesta de Francisco fue humilde y humana pero llena de mensaje: «Ella hoy ha hecho la única pregunta que no tiene respuesta. La realidad que me planteó fue superior a lo que había preparado. Sólo ciertas realidades de la vida se ven con los ojos limpiados por las lágrimas». Lo cierto es que mientras estamos en estos días disfrutando de la Feria, derrochando alegría y dinero, unas noticias así te hacen recapacitar. No es cuestión de sentirse culpable pero sí es momento de darle gracias a Dios por lo que tenemos y la fortuna de poder vivirlo, mejor o peor, pero vivirlo. Pensemos en esos lugares donde vivir es un artículo de lujo y donde niños tienen que sufrir tantas injusticias.

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