¡Buenos días!

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22 may 2018 / 16:51 h - Actualizado: 22 may 2018 / 16:52 h.
  • ¡Buenos días!

Sin pronunciar una palabra seguro que nuestro pensamiento es capaz de activar los lacrimales e inundar los párpados de emoción. A veces la necesidad de respirar por algo que te ahoga no tiene origen en los pulmones, una lágrima es suficiente para continuar viviendo. La lagrima, es la representación transparente del dolor, la dulce amargura del amor y la salada cascada de la traición. Decía el filósofo que “lo peor de una traición es que nunca viene de parte de un enemigo”. Son más hirientes las lágrimas desde el corazón que aquellas que surgen de la rabia o lo físico. No siempre se ven por que en el interior también se llora. La indiferencia, la risa, las actuaciones o simplemente la realidad que se descubre después de una falsa máscara en uno puede ser la lágrima del otro, que no deja de ser la traición. Dios lloró tras conocer que uno a los que el protegía le vendería por treinta monedas de plata. Por unas míseras monedas mandó al Calvario a un hombre. El momento tiene el valor del momento, es efímero, pero si con ello haces daño ¿que queda? el deterioro del recuerdo, destrozos irreparables y cadáveres en las cunetas. Sólo es capaz de llorar aquel que es capaz de sentir o el hipócrita que sólo llora como ejercicio teatral. La cura para no llorar es tristemente dejar de sufrir, dejar de sentir o el olvido. Nada hay más humano que llorar de verdad, nada más digno que una lagrima verdadera. Un proverbio chino “Las lagrimas del cocodrilo, siempre terminan en desgarro”. Hazme un favor, sé feliz.