Castilleja y Triana

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12 may 2018 / 10:09 h - Actualizado: 12 may 2018 / 10:12 h.
"Pareja de escoltas"

Siendo el Aljarafe tan rociero, Castilleja de la Cuesta jamás tuvo hermandad propia, la suya siempre fue Triana, ya lo sabemos. Iba a escribir «ni quiso tener» pero hace algunas décadas surgió un conato para crearla que se encargó de sofocar la sabia diplomacia de su gente: «pusieron» de hermano mayor en San Jacinto a un destacado castillejano, Paco Adorna Rosales. Era hijo de Inés Rosales –¿cabe mejor representación?– y además fue también alcalde de su municipio. Y fue un caballeroso ejemplo de religiosidad, eficiencia y entrega. En su época sufragó Triana el coste de la solería del nuevo Santuario en la aldea, arrebatos cuya valentía se fragua a menudo –así me lo contaba– en los cabildos oficiosos de las tabernas, refrendados luego en las actas de las mesas capitulares. Habría tanto que hablar del esplendor que le debemos a esas decisiones en caliente cuando puede más el corazón que la cabeza. Solo que en este caso había también cabeza y sobre todo pies en la tierra, unos pies que se sabían de memoria la cuesta del caracol. Mira que siempre tuve cerca muchos hijos de Momá (así es como los viejos cachorristas con este doblete de devociones llamaban a la Virgen del Rocío) pero fue él en quien mejor vi que el escudo corporativo de la hermandad que «nació en la cava» no reposa sus cuarteles en el fondo de un pabellón sino de un corazón abierto como un capote, y el que no lo entienda así... que vuelva otro día. Pero yo iba a contar otra curiosa historia suya. Para el próximo sábado queda.