Los taberneros, por defecto de profesión, analizamos y a veces llegamos a inventarnos, para nosotros mismos, las vidas de muchas de esas personas que sin conocerlas pasan por delante de nosotros y si hay más acercamiento, de forma precavida, estudiamos la actitud de dicha gente. Nos convertimos en una especie de antropólogo.
Como dato curioso ¿habéis observado cómo se ha puesto de moda, el celebrar las despedidas de soltero/a, fuera de la ciudad donde viven los futuros esposos? Y vemos en Sevilla, todos los fines de semana, multitud de grupos de amigos, indistintamente el sexo, haciendo todos ellos el fantoche, ataviados con nuestro traje regional femenino. Que yo me pregunto ¿y si me voy de despedida a Burgos? ¿Qué hago, me disfrazo de morcilla? En la región o país catalán (que no quiero molestar a nadie) no creo que le siente muy bien que un andaluz en mitad de las Ramblas se ponga a bailar una sardana haciendo el caricato.
Respecto a este tema somos muy permisivos. Nos sale muy caro darnos demasiado pronto a los demás, porque todos saben que además de rápido, lo hacemos de forma ojaneta, al estilo besucón costaleril de Triana. Y eso es poco serio.
La gente del norte son más reservados que nosotros, nacionalistas como todos los españoles con lo suyo, pero eso sí, cuando te dan su amistad, amigo, eso es para toda la vida. ~