Échenla al suelo

La celebración del Sevilla en el vestuario de Old Trafford, la del Betis en el autobús tras el derbi, las declaraciones de Montella en conferencias de prensa o los tuits de unos y otros mencionando al eterno rival no benefician a nadie. Calma ante todo

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19 mar 2018 / 18:05 h - Actualizado: 19 mar 2018 / 18:08 h.
"Deportes","'El Descuento'"
  • Échenla al suelo

La guasa sevillana tiene estas cosas. Y a Dios gracias que existe. No se entendería al Sevilla sin el Betis ni viceversa. Así ha sido siempre y así debe seguir siendo. Forma parte del día a día de nuestra ciudad y su gente. El problema es cuando sacamos los pies del tiesto y, por desgracia para todos, así está siendo últimamente. La victoria del Sevilla en Manchester y la celebración en el vestuario ha vuelto a encender la llama de un fuego del que aún quedaban rescoldos después de que Adán y Dani Giménez metiesen la pata en el autobús que traía de vuelta al Betis tras golear al eterno rival en en Sánchez-Pizjuán. Tanto monta monta tanto. Por si fuera poco, Montella deslizó algún que otro comentario inapropiado en la sala de prensa y hay quien no se lo perdona. Le faltó tiempo a Eder Sarabia, ayudante de Quique Setién en el Betis, en responder a través de las redes sociales. Un tipo que llega de Milán hace un cuarto de hora como quien dice y otro, que lleva dos días en Sevilla. ¿Han visto u oído a Joaquín o a Jesús Navas meter la pata así? ¿A Pablo Blanco o Rafael Gordillo? Seamos serios. Ni Correa ni Feddal, por mucho que se empapen, entenderán de qué va esto. Lo podrán intuir, pero jamás lo verán como lo ve usted o quien le escribe. Entrar a desayunar al bar de costumbre y aguantar la guasa del camarero que lleva atendiéndome cada día desde que tengo uso de razón, lo puedo entender. Para quien desconozca el término, se denomina sevillanía. Lo que no puede ser es que profesionales de uno y otro lado echen leña al fuego. Y no puede ser porque este juego ha cambiado. Las redes sociales multiplican por mil cualquier comentario y el desenlace suele ser fatal. No todo el mundo es capaz de digerir las cosas como son y alguno hasta puede aprovecharlo para citarse en cualquier descampado de la periferia palo en mano.

Sevillistas o béticos, todos tienen algo que recordarle al rival y vecino, motivos para mofarse, pero, sobre todo, mucha guasa. Dejen que sean los aficionados los que echen sal y pimienta y ustedes, los profesionales, dedíquense a lo suyo, échenla ya al suelo y dejen la demagogia a un lado. Preocúpense de lo que verdaderamente les debe importar, que no debe ser otra cosa que ganar y permitir que sea su afición la que lo disfrute y, si lo cree oportuno, se acuerde del eterno rival. Qué nos gusta un charco...