El Betis y las trincheras

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07 sep 2015 / 02:06 h - Actualizado: 06 sep 2015 / 23:19 h.
"Real Betis","Alguien tenía que decirlo","Pepe Mel","Manuel Ruiz de Lopera","Dani Ceballos","Eduardo Maciá","José Miguel López Catalán","Ángel Haro","Joaquín Sánchez"

Que la planificación llevada a cabo por Eduardo Maciá y Pepe Mel ha decepcionado es una realidad que sólo los que se mueven por intereses son capaces de intentar rebatir. Incluyo a Mel por dos razones. Primero porque desde el aterrizaje de Maciá insistió una y otra vez en que él tomaría parte en la planificación de forma activa, que no era cosa sólo del director deportivo. Y segundo, porque se le ha escuchado sólo tibiamente protestar cuando ha visto que no le traían parte de lo que él solicitaba. Sí, ahí sigue el lastre económico que limita al Betis, pero es irremediable dirigir la vista a Vallecas, donde Paco Jémez habla alto y claro en una situación similar (peor incluso). Decepcionante porque aquello del rendimiento inmediato que tantas veces repitió Macià hay que ponerlo en cuarentena. Seguro que los últimos coletazos de Joaquín le vienen bien a este Betis, pese a no dejar de ser un fichaje basado en la nostalgia y la grada (y no barato precisamente), pero el resto es un misterio. Como este Betis engendrado de forma extraña y que no se sabe aún si es niño o niña...

Sin embargo, hay motivos para el (relativo) optimismo. No hace falta hacer una planificación top para construir un Betis que se quede en la Primera División. Mel es capaz de sacar partido a este grupo, por muchas limitaciones que tenga y varios huecos sin tapar. Quizás basándose en gran parte de lo que ya había... La pregunta del millón: ¿tiene el Betis equipo para quedarse en la Primera? Sí, sin apenas dudas. El nivel sigue siendo muy bajo de la mitad de la tabla hacia abajo. Es lo más importante, pero en una temporada sobrevienen muchas circunstancias que hacen cambiar las cosas. El Betis lo ha experimentado mil veces. Y es ahí cuando entran más dudas: el compromiso de Van der Vaart, la paciencia con Pezzella, la realidad de Tarek, la hoja de ruta de Ceballos... Veremos.

Lo que no cambia es la división alrededor del Betis (incluida parte de la prensa, desgraciadamente) entre los defensores de quienes se han colocado hábilmente en el palco para dirigir al Betis hasta que se vea de quién es realmente y los que se parapetan detrás de la figura de Mel para señalar los errores de una directiva que sigue cometiendo fallos impropios, y que además nunca ven culpa en el entrenador. Sí, los del palco (y los que merodean por el palco) se lo ponen fácil a los del otro ‘bando’. Pero todo esto es muy cansino. Por no hablar de la enésima carrera por la presidencia. Por un lado, los ambiciosos objetivos de López Catalán y Haro. Por otro, Castaño, su poder accionarial y un tufillo a rancio que lo hace todo más extraño aún. Vender la moto no conduce a nada, por mucho que Haro y Catalán estén legitimados, como empresarios de éxito, a soñar con convertir al Betis en un equipo importante, terminar el estadio y apaciguar el mundo bético. Viejas ideas, hasta ahora imposibles de convertir en realidades. Hemos escuchado tantas veces este mismo mensaje de un Betis grande... Esperemos que no hayan sido intoxicados lo suficiente por quienes rodean al Betis en todo este tiempo. Total, que ahí siguen las trincheras: melistas, antimelistas, loperistas, antiloperistas de nuevo y viejo cuño, juristas, plataformas, etc. Y en las trincheras, intereses de todo tipo. Y en medio, el Betis.