Plácido Domingo ha vuelto al cante. Pero más que a realizarlo, a darlo. Me refiero a las declaraciones del tenor defendiendo al Real Madrid por el caso Cheryshev. «La Copa necesita al Real Madrid», ha dicho Plácido. Es cierto. La Copa necesita a los grandes, pero cuando los grandes se sometan a las mismas reglas de justicia que los pequeños.
Ayer volvieron a tumbarle al Real Madrid su recurso en Apelación y solo le queda el TAD y la Virgen de Fátima para seguir en Copa. El equipo de Florentino la cagó. Y lo peor es que lo saben, pero anteponen su economía a su imagen y prestigio. A cualquier otro equipo se lo hubieran cepillado a las primeras de cambio, pero el Real Madrid todavía tiene esperanzas. Los grandes del fútbol se mean encima de los pequeños. Como el Barcelona, que fue sancionado por un año sin participar en Copa por negarse a saltar al campo y lo perdonaron para que pudiera disputar la competición. Si lo de Cheryshev o la incomparecencia le pasa al Cádiz, al Betis, al Sevilla o a cualquier otro de los nuestros vemos al presidente condenado a galeras y al club señalado con mira telescópica. Pero claro, los grandes son los grandes. Pues para ser grande hay que empezar a demostrarlo en todos los sentidos. Agachando la cabeza y admitiendo la culpa cuando se comete un error y pidiendo disculpas. Es de caballeros. Así que el Madrid será bienvenido cuando cumpla lo que se le pide a los demás. Mientras tanto, Plácido, está donde tiene que estar: En la Venta del Nabucco.