El cielo de Cantillana

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17 sep 2016 / 22:59 h - Actualizado: 17 sep 2016 / 23:15 h.
"Cofradías"

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Nos llevamos toda la vida pensando que nunca nos vamos a ir, que estamos inmersos en un espacio temporal en el que todo pasa porque sí y muchas veces de manera injusta. A la Virgen María, la tenemos de frente y muchas veces no la miramos, creyendo que nos merecemos lo que pedimos y que poco más, que eso tiene que ser así. En este existir de cruces y de dolores, de males endémicos que se propagan rápidamente, el cielo es el gran tesoro que todos anhelamos ver y tocar. Porque el cielo se toca. Tiene nombre, forma, color, olor... Tiene su sitio, altar privilegiado en donde reina por encima del bien y el mal, para los que creen y no creen, en definitiva, para todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

Cantillana es el apellido de una Madre, que en brazos resucita a la vida pasajera y que a veces dejamos caer por miedo a ser de Ella o por incomprensiones que no podríamos describir. Cantillana es el epicentro de una fe que sube gloriosa ante las tempestades de una sociedad que pasa descaradamente de su belleza, de su realeza, de su dulzura y de su majestad. Cantillana de la Asunción es Asunción de Cantillana. Hoy domingo, hay subida. Subida al trono. Hay fiesta en el cielo humano de nuestra vida. Una semana entera de festejos y alabanzas, donde la Virgen sonríe aún más. Descaradamente, lo que quiere y lo que busca, es que seamos felices en torno a Ella. Sin preámbulos, sin equivocaciones, sin soslayos, sin mentiras, sin porqués, nuestro corazón se ve traspasado por un rayo de Esperanza, por una paz más que necesaria y por una oración que nos hace seguir donde quiera que nos mandes.

Esa es tu Asunción Madre, esa es tu grandeza. Por eso estás donde nadie está, por eso te quedas donde todo el mundo te puede ver. Sanas al que va enfermo, secas las lágrimas del que llora, atiendes al que no sabe qué ve y por supuesto, conviertes y atrapas, atrapando y convirtiendo en manantiales de testimonio y fe. Domingo de Subida. El alma en un estado de gozo y dicha que jamás conoció. Un pueblo que vive por ti, que canta por ti, que siente por ti y no hay derecho más justo, que el sentirnos tus hijos todos los días del año. No hay cambio posible, no se le acerca la duda. Es sin más así. Y ahora sé por qué las cosas no ocurren por coincidencias, siempre le digo lo mismo: ¡Qué sea lo que Ella quiera! Y al principio de la historia el mismo Dios lo refleja. Cantillana, tú lo sabes. Porque es Madre y también Reina: ¡Quien quiera creer, que crea... Pero a las puertas del cielo habrá que pasar por Ella! ~