La vida del revés

El desastre europeo se consolida

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26 may 2019 / 08:50 h - Actualizado: 26 may 2019 / 12:10 h.
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El proyecto europeo está agotado o, tal vez, nunca fue algo posible. Los políticos y los medios de comunicación han estado alentando a que la ciudadanía creyera en algo que hace aguas por los cuatro costados desde el primer día. Es ahora cuando el desastre es evidente y cuando los problemas son casi imposibles de controlar y es ahora el momento en el que millones de personas se juegan un futuro disfrazado con eufemismos. Echar un vistazo a lo que es Europa es un ejercicio complicado aunque, sobre todo, doloroso. Traiciones, radicalismos, falta de solidaridad, egoísmo como forma de vida, imposibilidad de avanzar hacia un futuro en el que todos quepan, una preocupante parálisis ideológica y la vergüenza provocada por una clase política más preocupada por cobrar unas cantidades exageradas que por trabajar por los hombres y mujeres que soportan una estructura, posiblemente, inservible en unos años.

¿Recuerda usted cómo se trató y resolvió la gran crisis humanitaria que hace unos meses se vivió en las fronteras europeas? Decenas de miles de personas intentaban escapar de la guerra y en Europa se discutían unos cupos que jamás se cumplieron. Hoy, el Mediterráneo sigue convirtiéndose en una fosa común de dimensiones colosales y en Europa se mira a otro lado o, directamente, se amenaza con multar por cada vida salvada en el caso del cafre italiano que es vicepresidente y ministro de Interior del Gobierno de su país. Sí, el tal Salvini.

¿Recuerda usted cómo se trató a los griegos al estallar la crisis económica? Se les negó cualquier posibilidad de progreso y, ahora, entre grandes vítores se anuncia que los griegos ya son buenos y pulcros, que todo ha acabado. No dicen los políticos que la pobreza en Grecia es brutal, que la deuda pública alcanza el 180 por ciento del PIB o que el paro está por encima del 20 por ciento. Como decía hace unos días Yanis Varoufakis: «Hacen un desierto y lo llaman paz».

Eso es Europa.

Pero también es el Brexit. Yo mismo he estado instalado en la posibilidad de un segundo referéndum desde que se hicieron públicos los resultados del primero. Y era una opción que podría haber resuelto el problema. Pero los políticos lo han vuelto a destrozar todo. ¿Merecemos los europeos una clase política tan mediocre y tan estúpida?

Europa es, entre otras cosas, el reino Unido. De momento lo es. Y soporta la gestión (casi tres años) de una de las peores políticas de la historia del Reino Unido. Teresa May dijo “Brexit significa Brexit” después de defender en campaña todo lo contrario, encontró una fórmula de salida (gracias a los técnicos de Bruselas) que no gustó a nadie. Y cuando digo a nadie quiero decir a nadie en absoluto. A primeros de año tuvo en la mano la posibilidad de convocar un segundo referéndum o la convocatoria de elecciones generales aunque, seguramente por intereses políticos de su partido, no dio un paso que hubiera cambiado todo. Los resultados de estas elecciones al Parlamento Europeo deben ser desastrosas para May, su partido y sus intereses (al anunciar su dimisión ya conocería los resultados y, por supuesto, eso animó a May a dejar de hacer el ridículo un solo día más de lo necesario). Y todo apunta, ahora sin remedio o casi, a una salida desordenada y desastrosa para todos.

El resto de Europa necesita que la situación del reino Unido se aclare de una vez por todas para arreglar los enormes problemas de convivencia, económicos y políticos que se arrastran. Tanto marear la perdiz ha sido frustrante y ha impedido que otros problemas se solucionasen a tiempo, antes de convertirse en un peligro. El Brexit se va a llevar por delante todo el proyecto, lo que queda de él.