Si tuviéramos una bola de cristal que funcionara serían muchos los que, seguramente, se asomarían para ver que les depara el futuro. Esa quimérica visión vería de todo: futuro laboral, familiar, con los amigos, económico... La vejez, los acontecimientos más inmediatos, más tardíos en el tiempo, todo sería susceptible de ser visto y, por consiguiente, actuar en consecuencia.
Pero hay quién no vería nada... No lo harían por qué ya habrían dejado este mundo de forma imprevista y es que el futuro para muchos es inexistente. Son fechas en las que se sale de viaje a pasar unas más que merecidas vacaciones en entornos ajenos a nuestro hogar, la playa suele ser el destino preferido de los sevillanos achicarrados por el calor de esta bendita ciudad. Pero si no se es prudente en la carretera, si no se llevan mil ojos y se piensa que no se viaja solo sino que somos responsables de nuestra vida, de quienes viajan y de la de otros conductores, poco o mal futuro se va a tener.
La DGT suele advertir a los conductores de los peligros y riesgos de la carretera pero aun así hoy son muchos los que pisan el acelerador para llegar diez minutos antes o los que no dudan en escribir un whatsapp avisando de por dónde están y cuanto les queda para llegar, o se distraen encendiendo un cigarrillo que haga más llevadero el viaje. Aún hay personas que no se dan cuenta de la irresponsabilidad que ello conlleva y el dolor que puede llevar a muchas familias. No sólo hay que tener cuidado en cómo conducimos sino en cómo conducen los demás.
Un buen consejo: lo importante es llegar, sea prudente, tendrá futuro.