El piloto automático se acaba

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12 sep 2016 / 22:04 h - Actualizado: 12 sep 2016 / 23:42 h.

Hay una frase de Séneca que se ha convertido en uno de mis mantras particulares: «Cuando no sabes hacia dónde navegas, ningún viento es favorable».

Hace casi un año, en octubre, estábamos a punto de disolver las Cortes para convocar elecciones y el PP aprobaba in extremis los presupuestos de 2016 en solitario, tras haber forzado el reglamento y los plazos y con la crítica de todos los demás grupos. Se trataba de un hecho insólito puesto que lo lógico parecía en ese momento dejar que el nuevo gobierno pudiera, desde su llegada, llevar a cabo el programa que hubieran votado mayoritariamente los españoles. Hoy, sin embargo, como en tantas y tantas ocasiones, lo que era un error se ha tornado en un pequeño alivio.

Llevamos casi un año funcionando con el piloto automático y, sin embargo, la economía de nuestro país parece aguantar bien. A bote pronto, casi pudiera parecer que la existencia o no de un gobierno pudiera ser algo innecesario. Tan asqueados y cansados estamos ya de los políticos que la simple perspectiva de poder conducir la nave de un país sin necesidad de un capitán nos parece una perspectiva casi atractiva.

Sin embargo, debemos ser conscientes de que hemos aguantado este tiempo gracias al exceso cometido por Rajoy porque contamos, al menos, con el margen que da un presupuesto aprobado. Sin embargo, si nos metemos en el 2017, lo que parece una posibilidad no tan lejana, habrá que prorrogar el presupuesto actual, con las muchas limitaciones que esto significa para las cuentas del estado, dejando de funcionar el piloto automático presupuestario, con lo que empezaríamos a tentar la suerte y a poner de nuevo en peligro la economía de nuestro país.

Es evidente que la situación actual no se puede prorrogar eternamente.