Evaluación

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30 nov 2016 / 19:03 h - Actualizado: 30 nov 2016 / 19:04 h.

En las sociedades democráticas y abiertas, la evaluación de las políticas públicas es la base necesaria para el correcto funcionamiento del sistema: sin información de resultados es imposible que los ciudadanos adopten opiniones informadas. Pero esta evaluación no tiene que ser solo de las políticas, también con los ejecutantes de esas políticas: instituciones culturales, administración pública implicada, etc. Deben ser evaluados para conocer no solo la rectitud en el manejo de los recursos públicos, sino la eficiencia en las tareas desarrolladas. Para eso existen diversas posibilidades, todas incardinadas en las leyes de transparencia pública que establecen el marco legal de obligaciones y derechos, todavía poco usados por los ciudadanos.

Es positivo que la propia administración, a través de los organismos pertinentes, informe y ponga a disposición de los ciudadanos los resultados sobre la evaluación de los organismos, entidades e instituciones públicas de la cultura. Es bueno, por ejemplo, saber el número de visitantes a las bibliotecas públicas o los visitantes de los museos, pero no se ofrecen posibilidades de evaluación al no tener ni datos económicos desagregados o comparativos de otras instituciones similares.

Vayamos por ejemplo: el Museo Picasso. Las visitas no aparecen en las estadísticas oficiales realizadas por la Consejería de Cultura, dado que no es un museo gestionado por la misma. En cambio, si sabemos que la aportación anual de la Consejería de Cultura a la Fundac ión que lo gestiona es 10 millones de euros, aproximadamente.

Otro ejemplo: el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sabemos que desde enero a junio del presente año recibió 170.942 visitantes, pero es imposible determinar de forma factible las cuentas de la entidad.

Podemos entender que la rendición de cuentas concretas no es cuestión que guste , pero es prudente que los operadores públicos den recuentos de su gestión y nada mejor que conocer los balances económicos y las estadísticas de uso para poder saber si la gestión es acertada. Mientras tanto es posible pensar que cada uno hace de su capa un sayo.