Fumar mata, pero no importa

Image
Álvaro Romero @aromerobernal1
08 ago 2016 / 20:31 h - Actualizado: 08 ago 2016 / 20:34 h.
"Viéndolas venir","Tabaquismo"

Fumar ha matado siempre, aunque solo de un tiempo a esta parte se afirme con desactivada literalidad en las propias cajetillas de sus misiles, con desasosegantes imágenes de cánceres y bocas imposibles que a los fumadores ya, de tanto verlas, ni fu ni fa. Pero fumar ha matado siempre, incluso cuando mi abuelo les quitaba la boquilla a los Celtas, que empezaron a refinarse, porque le parecía una mariconada; incluso desde mucho antes de que él muriera con los pulmones carbonizados; incluso desde antes de que se supiera que el tabaco ha causado en el mundo más muertes que todas la guerras juntas, o que solo en España ha provocado un millón de cadáveres, sin filtros ni poesías. Todo ello lo denuncia el periodista Carlos Escolá en su libro Licencia para matar, que le ha llevado 15 años de estudio. Pero el negocio sigue funcionando porque es legal; porque cada día, solo en nuestro país, empiezan a fumar 325 chavales con una media de 13 años; y porque ni Sanidad ha informado nunca de la composición exacta del cigarrillo. No debe ser fácil, ya que la industria añade al simple tabaco más de 600 sustancias para hacerlo más adictivo, para que no se salve ni dios.

En la época de mi abuelo, los chavales tenían que empezar a fumar para hacerse hombres. En la mía, ya nos liberamos de ese lastre, pero entonces fueron las chicas las que tenían que fumar para igualarse con nosotros. Durante mucho tiempo he compadecido a las muchachas que se esforzaban contra el molesto humo por una tácita cuestión de feminismo mal entendido. Desconozco qué empuja a la juventud hacia un vicio de nuestros abuelos, pero admiro con dolor cómo la industria renueva su maquiavelismo para encontrar siempre nuevos mercados, con la complicidad legislativa, que afina tanto en otras cuestiones mortales y no en la principal. Tengo un hijo y una hija, y mataría por ellos, pero si cayeran en un vicio de tanto calado o calada no sabría por dónde empezar.