Good Bye, Obama!

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21 ene 2017 / 12:16 h - Actualizado: 21 ene 2017 / 15:34 h.

Hace horas Barack ha traspasado el poder del imperio a Donald, con esa cortesía americana que suena empalagosa por temerosa, y esa carga de sencillez teatral, que supera los códigos de esperanza de un planeta, que esperaba que hubiera dicho, así no Trump

El autor de la leyenda yes we can, estaría en deuda con su país, si su herencia solo hubiera consistido en ser uno de los mejores ilusionistas de la historia contemporánea, su buenismo sobre lo amoroso del hogar, su sobrecargado agradecimiento a sus compatriotas, sus populistas recuerdos de como aprendió a la sombra de los molinos de acero, amén de sus referencias al Creador como suministrador de ciertos derechos, de su reclamo al individuo para perseguir los sueños en primera persona, de su reverencias al don de los fundadores de la patria, o su presentar armas ante los soldados que dieron sus vidas en Irak y Afganistán, eso no lo achica, pero no hablamos del credo del hombre, sino del ex presidente de los Estados Unidos.

No se cuestiona el legado de Obama, todo lo contrario, los grande hitos para salir tímidamente de la recesión, restablecer la industria automotriz, iniciar un periodo de creación empleo, abrir un endeblito puente con el pueblo cubano, casi cerrar el programa nuclear, conseguir la igualdad en el matrimonio, y garantizar el derecho a la salud para 20 millones de ciudadanos, son indiscutiblemente conquistas de envergadura, pero en algunos casos reversibles, y en otros de baja intensidad.

La crítica inevitable a Barack, que no amortigua sus conquistas, es la de no haber blindado los derechos de un pueblo, que tras paladear el sabor del yes we can, la salvaje realidad de Trump se impondrá sin haber previsto ninguna resistencia institucional, ni social, y con un país huérfano de liderazgos políticos y de medidas consolidadas a las que agarrarse, para frenar uno de los periodos augurados como más tenebrosos. No se trataba solo de dejar una nación algo mejorada. Porque lo siguiente es que la crudísima desigualdad que se avecina, será un detonante más que corrosivo para la democracia. ¿Y entonces? Good Bye Obama!. ~