Grandeza de la democracia

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20 feb 2017 / 22:28 h - Actualizado: 20 feb 2017 / 22:28 h.
"Hispalíneas"

Hace, prácticamente, medio siglo, en 1968, y violando el fuero de las aulas, la policía armada –los grises– penetraban en la Universidad un día sí y otro también para impedir que allí se hablara libremente; la semana pasada estuvo a punto de repetirse la escena porque unas personas no dejaban hablar a otras. Hace 50 años se vivieron algunas escenas parecidas (aunque, eso sí, con formas más educadas) cuando, tras prohibirse por orden gubernativa o rectoral una conferencia, se permitía dictatorialmente la de algún intelectual o jerarca del régimen: también eso era una forma de exigir la expresión de posiciones distintas. Quienes boicotearon ese acto de personas con posiciones sobre las mujeres similares a las de los fundamentalistas islámicos pueden hacer como que no saben que la dictadura existió porque no hubo un Pérez Galdos que escribiera los Episodios Nacionales de ese período no se escribieron y, parafraseando a Ortega, lo que no salió de las cátedras fue imposible que llegara después a las plazuelas.

Y sin embargo existió. Y cayó para que, hasta los promotores e intervinientes del acto del otros día –que, seguramente, no contribuyeron a su caída– pudieran hablar libremente. Ésa es la grandeza de la democracia sobre la que, quienes los callaron con insultos y malos modos, aun no han reflexionado. Porque, de haberlo hecho, hubieran llegado a la conclusión de que, mientras a la policía no se le permitía la entrada preservando un fuero ancestral, eran ellos los que hacían, casi cincuenta años después del 68, el papel de grises. ~