Independizarse de España es cosa complicada. No digo que no sea posible, pero hay que reformar la Constitución y todo ese tipo de follones legislativos. Si a ello le sumamos la contundente negativa del Gobierno a cualquier tipo de dialogo sobre acciones independentistas, imaginará usted que esto va para largo. Y es cierto que muchos no pueden ver a España, admitámoslo.
El pasado sábado fueron miles de independentistas los que silbaron y despreciaron el himno de España y la presencia del Rey. Pero quizás esta parte de la ciudadanía catalana y vasca no haya caído en un proceso mucho más sencillo. Me explico. Hoy en día es imposible independizarse de manera unilateral de España en el plano político, es cierto, pero sí lo es en lo deportivo. Miren que fácil: se va uno a la Federación Española y presenta un documento en el que renuncia a disputar la Copa del Rey y la Liga de España, porque simbolizan la opresión de un país contra su estado, y pide jugar liga propia y Copa de la Independencia. Y se acabó el problema. Eso solo depende de ellos. Y todos contentos.
Vascos y catalanes porque se libran del yugo opresor en sus estadios y nosotros porque hayan podido ejercer su derecho a la independencia, de manera unilateral. Esto es tan sencillo que no me creo que no se le haya ha ocurrido antes al Barça y al Athletic, que piensan lo mismo que sus aficionados, aunque dejan que hagan ellos el trabajo sucio.
En realidad sí lo han pensado, pero como diría Alejandro Sanz... no es lo mismo.