La bajeza moral en televisión

Image
12 nov 2018 / 11:16 h - Actualizado: 12 nov 2018 / 11:19 h.

La televisión en general es un desastre. Las parrillas se llenan de programas estúpidos, vacíos de contenidos que merezcan la pena y, muchas veces, insultantes (resulta una verdadera ofensa a la inteligencia de las personas hacer o decir cosas pensando en ellas cuando esas cosas son una cochambre intelectual). Y esto es algo inadmisible e injustificable.

Alguna vez hemos tenido que soportar declaraciones de directivos de las televisiones y presentadores que están en todos los programas más lamentables, en las que se defendía que eso es lo que se programa porque eso es lo que la gente demanda. Mentira. Mentira. Mentira total. La gente ve lo que se programa. Si en lugar de mirar con asombro una pantalla en la que se ve cómo realizan una ecografía a la concursante de un reality (embarazada y con ganas de vender ecografías, nacimientos, comuniones y primeros fracasos escolares de sus niños); si en lugar de mirar atónitos la pantalla mientras una mujer afirma haber abortado y el presunto padre dice barbaridades propias de la peor de las tascas españolas; si en lugar de escuchar insultos, frases vergonzosas por estar construidas por un duende que tiene por objetivo asesinar la sintaxis o algo así, patadas al diccionario y cosas similares; si en lugar de ver todo eso tuvieran la opción de ver una buena película, un buen programa deportivo o un documental, la inmensa mayoría de españoles que ven la televisión lo harían y sobrevivirían sin problemas.

Es una bajeza moral lo que nos ofrecen algunos programas, tanto como que nos vendan eso como un favor que nos hacen a los españoles. Y por más que revistan lo que enseñan de moralina barata, están convirtiendo la profesión de periodista en algo muy lamentable. No se trata de echar del plató a alguien que dice una barbaridad. Lo que hay que evitar son los programas en los que esas cosas suceden un día sí y otro también. Hacer periodismo, aunque éste se centre en el mundo del corazón, es otra cosa; y el daño que se está haciendo a esa profesión es incalculable.

Está muy bien ganar dinero. Lo que ya no está tan bien es ganarlo a costa de denigrar a las personas. Y justificarlo al decir que las personas piden eso para divertirse es rebajar el discurso al límite. Más de uno, aunque gane dinero a espuertas debería pensar dos veces lo que hace. Porque ser tan ruin por la tarde te convierte en un ser deleznable. Y cuidar de galgos abandonados por la noche no te limpia ni la conciencia ni oculta lo que eres.