Los medios y los días

Las VOXes y los ecos

Image
10 dic 2018 / 08:45 h - Actualizado: 10 dic 2018 / 08:49 h.
"Los medios y los días"
  • Las VOXes y los ecos

De Vox había oído ecos pero no voces. A estas alturas de mi vida uno intuye por dónde va la dinámica histórica nacional porque llevo varios decenios escuchando y observando a la gente y estudiando la actualidad; tengo el privilegio de poder contar mi vida por decenios e incluso por medio siglo aunque esto parece que en el mundo de hoy -donde todo quisqui es el rey del mambo- no tiene la menor importancia. Aún así, no he hecho bien dejándome llevar por las opiniones e informaciones que sobre Vox me han enviado la mayoría de los medios de comunicación que consulto. Era consciente de que la gente está tan harta del relativismo, de la dictadura del posmodernismo y del neoliberalismo, que Vox iba a lograr bastantes votos porque cualquiera que reflexione sabe que existe en la sociedad española una espiral del silencio que, por ejemplo, en Cataluña, es doble: no se puede hablar contra la independencia ni contra lo políticamente correcto o, mejor dicho, sobre algo que les parezca a los sanedrines en que se han convertido los ortodoxos de la ignorancia que no es acorde con la modernidad tan antigua y epidérmica que defienden. Hice mal, un periodista y un científico que lo sean de verdad, deben ir a los textos y testimonios directos -en este caso de Vox-, deben acudir a eso que en ciencias de la información se llama base primaria de referencia, en lugar de dejarse guiar sobre todo por los ecos.

Y a eso he dedicado unas horas de una tarde como dediqué en su día una tarde entera a leer una parte de las declaraciones de acusados y víctima en el caso de La Manada pero ahora no es ése el asunto que trato. Me ha sorprendido el tema Vox porque es la segunda sacudida que recibe España tras la de Podemos. Aquella energía que despedía desde la TV el primer Pablo Iglesias me atrajo mucho, no hasta el punto de votarle –como tampoco he votado a Vox, me he abstenido, llevo ya varias legislaturas en el partido abstencionista- porque sabía que lo de Iglesias era una pataleta bien planteada y porque la ideología de izquierdas creo que científicamente no se puede sostener. Sin embargo, pensé que al menos estos muchachos iban a mover el panorama patrio heredando la movida del 15-M que también me gustó aunque nunca creí en ella, qué le vamos a hacer, esto de los años es lo que tiene: que te vuelve un poco sabio.

Lo que defiende Vox comprendo que haya sido ilusionante para muchos. Yo lo que más rechazo es el enfoque del tema autonómico, entre otros puntos muy discutibles. Jamás había oído una rueda de prensa ni un informativo ni había leído el programa de Vox, total, no era nada rompedor en la Historia, otro partido más de esos que llamamos ultraconservadores o fascistas o de ultraderecha que eran los que antes -en los años 30, 40, 50, 60 y 70-, usaba el liberalismo para que los liberara de los comunistas –que habían crecido a causa de los errores de los que buscaron a los fascistas- con la diferencia de que en el siglo XXI los señores ultraconservadores han llegado como consecuencia no del peligro rojo sino de los desastres sociales que han originado las derechas, sean liberales, conservadores o socialdemócratas.

La intención de Vox de volver al centralismo madrileño y acabar con las autonomías es una barbaridad y una garantía de enfrentamiento gravísimo entre españoles. Desde luego a mí me atrae pero sólo emocionalmente, entre otras cuestiones porque la historia está siendo más que falseada y se está desarrollando un neonazismo que actúa a cara descubierta sobre todo en Cataluña. Pero eso no puede ser, España debe estructurarse como una nación de estados confederados, basta con que la educación en general y la historia de la península ibérica en particular, se construyan a partir de mentes preclaras y libres –si es que fuera posible tal aspiración platónica- al igual que son competencias centrales la política económica y la política exterior. Porque, en efecto, y por ejemplo, creo que la llamada ideología de género es un adoctrinamiento que atenta contra la libre enseñanza como atentan otros extremos tales como la forma poco académica de celebrar en los colegios el día de la paz o la inundación de actos y mesas supuestamente solidarias en colegios, institutos o universidades.

Me ha llamado mucho la atención la energía y seguridad que desprenden líderes de Vox. A grandes males, grandes remedios, estamos muy malitos, parece que no nos lo acabamos de creer todos pero muchos ciudadanos se han dado cuenta y ante tal panorama ya empiezan a estar hartos de los paños calientes y de los relativismos de PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos, este último ha girado terriblemente hacia posiciones caricaturescas, fiel reflejo de no saber ni dónde va. He leído el libro de Alberto Garzón, Por qué soy comunista y la verdad es que ni responde a la pregunta, se enreda en enfoques complejos que no domina, el libro es decepcionante, de alguien que ha querido jugar a intelectual sin serlo, al menos por ahora. Me hubiera gustado que, ante el panorama desolador de falta de trabajo, valores y horizontes que tenemos los seres humanos hoy, hubieran sido otros, esos que afirman “otro mundo es posible”, quienes hubieran tomado la iniciativa pero están demasiado perdidos y carecen de preparación y de valentía para hacerlo. Por tanto, ha llegado Vox, lo bueno de todo esto es que a España se le puede aplicar ya la frase de Copérnico: y sin embargo se mueve, sea en una dirección o en otra pero lo importante es no morir de pasividad e indigencia espiritual.