Viéndolas venir

Maíllo, a lo Machado

Image
Álvaro Romero @aromerobernal1
17 jun 2019 / 08:15 h - Actualizado: 17 jun 2019 / 08:18 h.
"Viéndolas venir"
  • Antonio Maíllo, en el Parlamento andaluz. / Efe
    Antonio Maíllo, en el Parlamento andaluz. / Efe

Antonio Maíllo anuncia hoy que se va. No exactamente de la política, porque la política lo es todo y no podemos apartarnos de ella mientras vivamos, y menos aún alguien que ha sido político profesional y va a tener un equipo detrás (o ahora delante) siempre pendiente de lo que él opine. Se va del Parlamento, que es algo extraño en una sociedad que asume que sus políticos asuman no irse jamás del sillón mientras puedan mantenerlo calentito. Se va de su condición de parlamentario para volver a su condición de profesor. Antonio Maíllo daba clases de latín en Sanlúcar de Barrameda cuando aprobó sus oposiciones y se metió a concejal... Y quiere volver a traducir para sus alumnos la Guerra de las Galias en Aracena, que fue donde consiguió su primer destino definitivo y todavía lo recuerdan... Es raro que un político lo sea y decida dejar de serlo, más aún que un profesor suelte la tiza y la recupere. De modo que hemos de reconocer que Antonio Maíllo es un político raro, tan raro que no ha conseguido pelearse ni con sus adversarios.

Dicen quienes lo conocen que Antonio Maíllo es, en el buen sentido de la palabra, un hombre bueno. Su actitud, desde luego, recuerda a su tocayo Machado, que fue quien nos advirtió aquello de que hiciéramos política porque “si no la hacéis, alguien la hará por vosotros, y probablemente contra vosotros”. Antonio Maíllo se ha dedicado a hacer política durante el tiempo que sus circunstancias le han permitido, aunque, como otros compañeros suyos también raros, hiciera política solo con el arte de la palabra y esa capacidad de oratoria que a estos políticos les suele servir de poquísimo en las urnas. Que le pregunten al también profesor Julio Anguita.

Creo que el último acto al que ha asistido Maíllo como coordinador andaluz de IU fue el sábado en la constitución del Ayuntamiento de mi pueblo, gobernado por tercera vez por Juan Manuel Valle, que podría ser un buen sustituto pero que de momento prefiere dedicarse a ser alcalde. Aquí habló de la necesidad de que los Ayuntamientos tuvieran más competencias por tratarse de la institución más cercana al ciudadano de a pie. Precisamente dejó dicho su tocayo Machado: “Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque solo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura”.

Pues eso. Que cuando oigamos el tópico de que todos los políticos son iguales, podremos decir que no, que también los hay distintos. Incluso de los que saben latín. Y no para sí mismos, sino para los demás.

Suerte, Maíllo. Se hace camino al andar.