Marcando Andalucía

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30 may 2016 / 00:27 h - Actualizado: 30 may 2016 / 00:29 h.
"Turismo","Viento Sur"

Un flamenco ensaya un plié replié al natural sobre la laguna de Fuentepiedra. Suenan campanas a medianoche en un pozo de Ronda. Un lince cruza Doñana ante un safari de cámaras fotográficas. En un molino de mareas, un amigo del mar ensaya pócimas con sabor a siempre.

En el callejón del Agua, recita Luis Cernuda pero en Baeza van entrelazadas, desde hace un siglo, las sombras de Antonio Machado y de Federico. El Albaicín todo conduce a la libertad de Mariana Pineda y, quizá, Osuna puede ser la arena de los gladiadores de Juego de Tronos mientras Lawrence de Arabia e Indiana Jones trotan por el desierto de Almería, con música de Sergio Leone. Conozco un lugar que nace en Velázquez y desemboca en Picasso, que no es el morir.

Desde la Argónida a Sierra Magina, Manuel de Falla. Y, entre la piedra ostionera y la de Vandelvira, bajo las estribaciones moriscas de La Alpujarra y los trovos que llevan a los cuplés chirigoteros, hace mucho que viven los seis sentidos, aunque a ese territorio, a veces, le hayan cubierto con otras vitolas y hayan usado su aroma para adornar otras tierras.

Hay un evocador silencio mestizo en la Mezquita Catedral de Córdoba y una lección de belleza serena en Medina Azahara. La derrota no vence al submarino amarillo. Suenan Paco y José entre dos aguas. El abismo es el Caminito del Rey y un anticipo de Marte moja el cauce del Odiel. Olor a guisos entre banderas de sábanas blancas, giraldillos embarazados, artesanos de la patacabra, rederos sin barco, ríos de mar sobre la carrera de Indias, noches de Cocteau y broncas de Sinatra, cuando la costa del sol empezaba a serlo.

Así lleva siendo Andalucía desde hace siglos. Desde hace diez años, sin embargo, tiene una marca que sirve para que no le expropien su propia memoria y para que otros conozcan que existe el paraíso.