Viéndolas venir

Más papistas que el Papa

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Álvaro Romero @aromerobernal1
03 abr 2019 / 08:28 h - Actualizado: 03 abr 2019 / 12:05 h.
"Viéndolas venir"
  • Más papistas que el Papa

No seré yo quien defienda la asignatura de Religión en una escuela necesariamente pública y laica, porque la religión en todo caso es un concepto transversal a nuestra cultura que afecta a muchas de las disciplinas susceptibles de enmarcarse en diversas asignaturas o materias, desde la Literatura hasta la Historia pasando por la Música, y para las catequesis cristianas, por ejemplo, deben estar las parroquias, abiertas a la libertad de los padres que quieran instruir a sus hijos en la religión que defiendan en conciencia. Esa podría ser la lucha coherente de la plataforma Sevilla Laica, y no esta tomadura de pelo de que en determinados colegios hayan forzado a la Inspección Educativa a suspender las procesiones de Semana Santa solo con que haya una familia contraria a que su hijo participe. Es la misma tontería de la guerra contra los Belenes en Navidad. Como si Papá Noel, por ejemplo, contra quien nada tienen, no representara la religión del consumismo...

La Semana Santa en nuestra tierra es una fiesta que trasciende la religión, la catequesis y el adoctrinamiento, y eso conviene explicárselo a esta gente encendida que solo ha leído sesgada bibliografía universitaria sin levantar la vista de sus libros para respirar el aire perfumado de azahar, incienso y torrijas. La Semana Santa empapa nuestra cultura pasional del Sur con una melosa gastronomía que engloba la repostería que aviva el negocio de decenas de miles de establecimientos en primavera. Es además una plataforma cultural que ha dado forma en los últimos cinco siglos a nuestra Historia del Arte, desde la pintura a la escultura e imaginería, pasando por la arquitectura. La Semana Santa ha configurado una parcela del cante flamenco que arranca en las antiguas tonás y desemboca en las últimas seguiriyas, después de calentar sus duendes en los martinetes y otros sones elegíacos del yunque bajoandaluz, al que le hacen de coro instrumental no solo las cornetas y los tambores... La aquí llamada Semana Mayor configura una oportunidad expansiva de cohesión social que los más prestigiosos antropólogos dedujeron hace siglos, y no solo porque las cofradías despierten valores –ahora que está de moda hablar de valores y de educación emocional- que suscitan también la generosidad con quienes tienen menos...

De modo que en absoluto hace falta ser cristiano ni católico ni religioso para participar activamente de una fiesta ritual tan acendrada en nuestra idiosincrasia andaluza. Que los padres que quieran vistan a sus niños de nazarenos o de mantilla o de costaleros –y que quienes no quieran no los vistan- no está coartando ninguna libertad, sino enriqueciendo desde la más tierna infancia una tradición popular y riquísima de la que, después de muchas generaciones, los andaluces podemos –si queremos, en libertad- sentirnos mucho más orgullosos que de ese Jalogüín contra el que determinadas plataformas laicas no dicen nunca nada, seguramente porque no conocen su trasfondo religioso o porque, aun conociéndolo, les connota una americanada –otra más- a la que nadie se enfrenta.