Hace ya bastante tiempo que el Milan, uno de los equipos con mayor historia de el continente europeo, puso sus ojos en el entrenador del Sevilla Fútbol Club. Algo que parecía haber quedado atrás pero que ahora vuelve a aparecer. Como aparecen viejos fantasmas del pasado y es que a buen seguro, algún sevillista ha dicho aquello de: esta película ya la he visto yo. Todos tienen en el recuerdo lo que ocurrió hace no mucho tiempo con Juande Ramos. La historia, aunque tiene su paralelismo, no es ni por asomo la misma. Por aquel entonces, Juande entrenaba al que seguramente haya sido el mejor Sevilla de todos los tiempos. Algo que no pasó desapercibido para el resto de equipos con aspiraciones y sobre todo, con dinero. Fue el caso del Tottenham que vino para llevarse al que por entonces, era el técnico de moda sin duda en el fútbol europeo. No lo consiguió, en parte gracias a la maniobra de José María del Nido que supo frenar la marcha del manchego, o eso creyeron todos. Meses más tarde, Juande se bajó del barco dejando tirado al club, al equipo y a un proyecto que incomprensiblemente ya no cumplía sus expectativas.

En este caso concreto y a pesar de las similitudes que usted, si es sevillista puede encontrar, creo que la historia poco o nada tiene que ver. Es cierto que el Sevilla ha vuelto a sonar con mucha fuerza en el continente y que ha maravillado al resto de entidades cosechando otro título. También es verdad que está haciendo la mejor temporada de su historia y que tiene la posibilidad de empatar a aquel Sevilla maravilloso logrando dos títulos europeos de manera consecutiva. Pero hay más diferencias. A Juande le cegó su ambición e interés por el dinero, a Emery eso todavía no le ha importado mucho. Los ingleses tenían un proyecto y una ambición latente que al final tampoco les sirvió de mucho. El Milan sigue siendo ese gran club con historia en blanco y negro que cabalga sin más pena que gloria por la Serie A. Como si de un cementerio de elefantes se tratase, su vestuario se ha convertido en el retiro dorado para cuantas estrellas se han cansado de pelear al máximo nivel. Una pena que no sé si Unai estará dispuesto a soportar pero ya se sabe: el que la sigue la consigue.