Niños malos

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10 feb 2018 / 20:37 h - Actualizado: 10 feb 2018 / 20:37 h.

Mañana, 12 de febrero, se cumplen 25 años del secuestro, tortura y asesinato de un niño de dos años en un centro comercial de Liverpool, en Inglaterra, a manos de otros dos críos de diez años. Fue un caso con una repercusión mediática extraordinaria, y los autores fueron considerados los asesinos convictos más jóvenes de la historia. Las espeluznantes imágenes de la víctima, casi un bebé, de la mano de los dos niños que se lo llevaban hacia la salida del centro comercial, captadas por las cámaras del mismo, aún permanecen en la memoria de todos. James Patrick Bulger jugaba aquel día de 1993 en la puerta de la carnicería donde su madre hacía la compra cuando Robert Thompson y Jon Venables, dos chicos de 10 años que habían hecho novillos en el colegio, lo raptaron. Lo torturaron brutalmente, lo sometieron a abusos sexuales y lo golpearon hasta la muerte para luego dejar su cadáver en una vía férrea donde un tren lo partió en dos poco después. Thompson y Venables fueron condenados a pena de cárcel hasta alcanzar la edad adulta y fueron liberados ocho años más tarde, aunque el segundo volvió a ser detenido posteriormente por distribución de pornografía infantil y luego se perdió su rastro por completo.

La mayoría de las plataformas de televisión de pago distribuyen en España, y en otros más de 80 países, el canal Crimen + Investigación, una cadena única en el mundo dedicada exclusivamente a programas sobre crímenes e investigaciones policiales referidas a casos que han sucedido en la realidad. El principal aliciente de la programación es su alto contenido morboso, aunque no crean que están batiendo récords de audiencias. Tienen un espacio, gráfica y siniestramente titulado Niños asesinos, que escudriña los pormenores de asesinatos cometidos por menores y que a base de sensacionalismo y de descripciones sanguinarias trata de plantear el dilema de si se puede nacer con instintos asesinos. Yo lo encuentro dudosamente recomendable, pero el hecho de que refleje hechos reales da qué pensar.

¿Qué dicen los expertos? ¿Pudiera ser que la inocencia no fuera un atributo de la infancia? Pues no existe acuerdo al respecto. Desde la locución latina Homo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre) popularizada por la corriente filosófica de Tomas Hobbes, se da por hecho que la agresividad y el egoísmo son inherentes al ser humano y que sólo se corrigen con la socialización y las normas de convivencia. Y por el contrario el ilustrado Jean-Jacques Rousseau expresó la famosa máxima «el hombre es bueno por naturaleza», que defiende que el ser humano está orientado de forma natural hacia el bien, y que son la sociedad y las costumbres las que lo corrompen. ¿Es por tanto un enigma determinar qué hay de innato y qué de aprendido en un comportamiento agresivo? Algunos especialistas en psiquiatría aseguran que un 70 por ciento de nuestro comportamiento dañino está modulado por los genes, mientras que el 30 por ciento restante corresponde a nuestra educación y nos capacita para tomar las decisiones adecuadas. Pero son mayoría los que defienden que un niño psicópata es un caso aislado y que en general los críos que muestran comportamientos agresivos proceden de entornos desestructurados y con disfunciones afectivas y educativas.

En un pequeño núcleo de población de la Sierra de Cazorla, un niño de nueve años ha sido presuntamente violado hace unos días por un grupo de compañeros de colegio, también menores de edad. El caso resulta tan aterrador que merece una reflexión profunda, social, familiar y educativa. Dado que últimamente resulta tan fácil culpar de todo a internet y al acceso a contenidos violentos y sexuales de los niños en las redes, he recordado el caso del pequeño de Liverpool porque entonces no se había popularizado internet ni existían programas televisivos tan sensacionalistas. Pero sí había niños... malos.