¿En serio hay algún bético que no va a celebrar el ascenso? No me lo creo, así de claro. Entiendo este debate absurdo sobre si celebrar o no jugar en la Primera División como un tema mal planteado. El debate podría ser entre celebrarlo a lo grande o de forma sobria, si lanzarse a las calles como el Eibar cuando supo que jugaría con los mejores por primera vez en la historia o actuar como el Atlético de Madrid cuando ascendió a principios de siglo. Pero celebrarlo hay que celebrarlo. Decirle adiós a la Segunda es tan placentero que hay que festejarlo, señores. El Betis no es el Atlético, vale; pero ni mucho menos es el Eibar o el Almería, con todos mis respetos.
Salvo hecatombe que ni siquiera el siempre sospechoso Betis amenaza con invocar, el beticismo verá de nuevo a su equipo en la élite. Luego será clave lo que recordó hace unos días López Catalán: dar con la tecla para que deje de ser un equipo ascensor de una vez por todas y se asiente en la primera categoría de un modo estable. Pero antes hay que celebrar que el retorno a la Segunda sólo ha durado un año pese a lo horrible que se planteó la temporada. Es que no entendería otra reacción...
Parece que las cosas se están haciendo con más lógica dentro del club (no era muy difícil, admitámoslo...) y que Mel, por lo que sea, sí funciona en el Betis. Ahí está de nuevo la base para crecer y competir de verdad en Primera. Ahí están los errores que se cometieron torpemente hace poco. Ahí está la misma piedra de siempre en el camino. Macià lo podrá hacer bien, mal o regular, pero a priori tiene terreno recorrido en esto del fútbol y parece dominar lo suficiente el mercado como para poder ser útil. Se están dando pasitos, algo es algo. No saquen un autobús, pero por favor, lo que le falta a los béticos es no poder gritar a las cuatro vientos en su estadio todos juntos que su equipo vuelve a ser de Primera...