Era en 1254 cuando el rey Alfonso X el Sabio otorgaba el permiso para celebrar en Sevilla dos ferias anuales, una en primavera en abril y otra en otoño en San Miguel. De ahí se pasa a 1846 cuando dos concejales –el vasco José María Ybarra y el catalán Narciso Bonaplata– restauraban dicho evento. Y así el 5 de marzo de 1847 doña Isabel II firmaba la Orden Real para que durante tres días hubiese Feria en Sevilla. Además es importante indicar que se pasó de evento ganadero a social; de tres a seis días; del Prao a Los Remedios.
Con esta introducción lo que he querido expresar es que la Feria de Abril ha ido siempre evolucionando con los tiempos. La principal obligación de nuestros gobernantes es ser conscientes de las situaciones que se producen con los nuevos cambios y el alcalde, así como el delegado de Fiestas Mayores, lo han hecho.
Tiempos que corrijan el ver como la feria actual empieza tres días antes (sin reglar) y acaba casi esos tres días antes descafeinada, hablando más en las playas y deslucida hasta niveles inadmisibles; todo ello sin contar que ver los espectaculares fuegos artificiales es complejísimo porque la mayoría madruga al día siguiente.
Po ello, me sumo a la iniciativa municipal de Nuevos tiempos. Nueva feria. Mi propuesta personal la tengo clara. Sábado de pescaíto con lo que conlleva que el día siguiente (domingo) sea fiesta, para finalizar la Feria el viernes (o sábado) siguiente, recuperando así el sábado de resaca; colateralmente también recuperaríamos los fuegos artificiales ya que un viernes noche sería un atractivo más donde todos estaríamos en la calle.
Al menos sabemos que algo hay que hacer, y mientras tanto ¡Sé feliz!