Partidistas

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14 oct 2018 / 09:03 h - Actualizado: 13 oct 2018 / 11:06 h.
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¿Quién no trabaja a favor de los fines de su partido?, ¿qué significa “estos no trabajan por el bien general sino por los intereses de su partido”? Los que trabajan por los intereses de su partido creerán que lo hacen por los intereses generales. Deben existir muchos ciudadanos manipulables cuyos votos dependan de que se crean que se trabaja por los intereses de un partido antes que por los generales. Sin embargo aquí cada uno va a lo suyo, desde Pedro Sánchez hasta el sin techo de la esquina. Schopenhauer tuvo la valentía de afirmar: “Primero soy yo y luego el mundo”. Todo altruismo se desarrolla en función del egoísmo, eso lo tiene muy claro la sociobiología y lo corrobora la simple observación de nuestro entorno.

En España y en otros países sobran partidos políticos, un hecho que da la razón al egoísmo como motor de la acción humana así como la incontable cantidad de asociaciones, ONGs y quioscos varios que persiguen objetivos iguales o similares pero existen para lucimiento de algunos que tienen mucho afán de notoriedad y poca autoestima.

Si no funcionara todo a partir del yoísmo y en España se diera realmente lo que llaman olvidarse de los intereses partidistas y pensar en los generales, el PP y Ciudadanos deberían unirse en un solo partido y el PSOE o una parte del PSOE debería estar con ellos y otra con Podemos porque las diferencias sustanciales entre unos y otros son de risa. Hay una crisis terrible, España no levanta cabeza, las deudas públicas y privadas son enormes, la población envejece con lo cual las pensiones peligran, hay poca competitividad y eso eleva el paro y con el paro llega el bajón del consumo y con ese bajón aumenta aún más el paro y la pobreza y con ambos la inseguridad ciudadana y ahora a pedir más guardias. El Estado no exige a las empresas lo que les debe en Seguridad Social -empezando por el fútbol- y en rescates varios para no empeorar las cosas. Y el debate entre unos y otros es más impuestos o menos impuestos. Primero tuvimos la simpleza de la tasa Tobin a las transacciones, imitando el Impuesto Único georgista, salvando las distancias. En microsegundos se pueden desarrollar miles de transacciones hoy en día con computadoras de altísimo standing, ¿cómo controlar eso? Ahora la izquierda ya no habla de nacionalizar sino de aplicar impuestos. ¡Pero si eso ya lo ha hecho la derecha desde siempre, lo ha inventado ella!

Ante este caos, la gente ve en el fascismo la alternativa. El fascismo es el efecto del comportamiento de quienes nos oponemos a él. Detiene la Historia, anula mentes, mata cuerpos. Y sólo está empezando a irrumpir.