Por fin la democracia

La opinión de...

Image
03 abr 2017 / 22:16 h - Actualizado: 03 abr 2017 / 22:16 h.
"Cofradías"

TAGS:

Dicen los entendidos en materia política que la Democracia es el menos malo de los sistemas. De ella, del derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes, han hecho gala las cofradías de Sevilla incluso en tiempos de la dictadura franquista, autoproclamándose como únicos o aislados reductos en los que, si la Autoridad Eclesiástica no decía lo contrario, los hermanos pasaban por las urnas para elegir a sus dirigentes. De los pucherazos que después pudieran darse o no opinaré otro día.

Pero es curioso que esa Democracia de la que siempre han presumido nuestras hermandades solo lo es de puertas para adentro, porque cuando se trata de buscar el interés común entre unas pocas, la referida Democracia deja paso a una pretensión de consenso y unanimidad que rara vez se da y que provoca que nuestra celebración caiga en un inmovilismo más que alarmante al chocar las posibilidades de cambio contra el interés de una minoría. Y con esto me refiero a la necesaria transformación de todas las jornadas de nuestra Semana Santa, en la que basta con que una de las cofradías implicadas diga que nanay para que la cosa siga como hace décadas, con lo que desde entonces han crecido la mayoría de las filas de nazarenos en los cortejos procesionales.

Pues bien, parece que esa sartén por el mango que sostienen las minorías tiene los días contados, y no lo digo yo, lo dijo la semana pasada el presidente del Consejo de Cofradías, Joaquín Sainz de la Maza, quien, al hablar de futuros cambios en la Semana Santa, aseguró que «se acabó lo de pretender el consenso y la unanimidad» de las hermandades interesadas. Se puede decir más alto, pero no más claro. Ahora solo cabe esperar que el presidente no fuera de farol.